La política del alcalde de Ribadeo, el nacionalista Fernando Suárez Barcia, de impulsar la rehabilitación de inmuebles y fincas del municipio que se encuentren en mal estado tirando de una estrategia legal basada en la necesidad de garantizar la seguridad, salubridad y ornato público por parte de sus propietarios arrojó como uno de sus últimos resultados la rehabillitación del emblemático pazo de Guimarán.
Situado pared con pared con la finca propiedad del expresidente del Gobierno Lepoldo Calvo-Sotelo, este impresionante pazo, testigo de los mejores días del Ribadeo más señorial, fue por ejemplo el lugar en el que comenzó su carrera comercial Antonio Raimundo Ibáñez, el Marqués de Sargadelos. Allí trabajaba para los señores de la casa que le enviaron a Andalucía, de donde volvió con un aceite que le proporcionó el primer capital que daría lugar a su exitosa carrera comercial ya conocida.
En el pazo, ahora dividido en varias viviendas, descansaba cuando venía a Ribadeo el exministro Fernando Morán o el director de la oficina del Banco de España en Madrid, Víctor Moro. También viven familias ribadenses de toda la vida.
Pero como todos los edificios fue sufriendo el deterioro del tiempo, lo que obligó al alcalde a forzar a sus propietarios a la rehabilitación del mismo.
Siguiendo la técnica del palo y la zanahoria, como hace siempre el alcalde, les envió después una carta en la que en un tono muy contemporizador reconoce que le consta que los propietarios cumplieron «co indicado, procedendo a arranxar o seu inmoble e a día de hoxe a súa propiedade atópase nun bo estado de conservación que, en todo caso, deberá procurar manter no sucesivo». Continúa indicando que «como alcalde de Ribadeo» quiere agradecer de forma expresa «o cumprimento das indicacións (realizadas previamente) así como a rapidez e axilidade con que se levaron a cabo que, sen lugar a dúbidas, repercutirá nun beneficio para toda a comunidade».
