Registran durante horas el piso de Hortaleza donde se cree que Antonio Ortiz cometió varios de los abusos

Agentes de la Policía Científica registraron durante más de trece horas registrando el piso del distrito madrileño de Hortaleza en el que el presunto pederasta detenido el miércoles supuestamente abusaba de las menores que raptaba.

Antonio Ortíz Martínez, detenido como autor de cinco abusos y tres intentos en el distrito madrileño de Ciudad Lineal y sus alrededores, estuvo presente en el registro desde poco antes de las nueve y media de la mañana, cuando llegó a la vivienda en un coche policial camuflado con los cristales tintados. En ese momento, fue increpado e insultado por varios vecinos congregados frente al edificio, ubicado en el número 3 de la calle Santa Virgilia.

Los gritos se repitieron a la salida de Antonio Ortiz, después de trece horas de registro, pasadas las diez y media de la noche. Lo hizo por el mismo garaje por el que había entrada. Algunos vecinos intentaron acercarse al coche para golpearlo, aunque el vehículo policial, con las lunas tintadas, salió a gran velocidad.

En las primeras horas del registro, agentes de la Policía Científica introdujeron en la vivienda maletines con herramientas para inspeccionar el piso, con el fin de encontrar muestras y pruebas que incriminen al arrestado. Desde la calle se ha podido ver cómo los agentes tomaban fotos dentro de la vivienda.

La Policía ya cuenta con restos de ADN y diversos "vestigios" de huellas de Antonio Ortiz que los agentes están examinando para descubrir la importancia que pudieran tener en la investigación.

En una entrevista concedida a Antena 3, el jefe superior de Policía de Madrid, Alfonso José Fernández, ha confirmado que existen vestigios de este tipo que están siendo examinados, ya que hasta que no se cotejen con otros restos esta prueba por sí sola no puede decir aún nada.

"Todavía es pronto y tardaremos tiempo en saber", ha destacado el máximo responsable de la Policía en Madrid, antes de confirmar también que los agentes también disponen de diversas huellas que pueden o no tener importancia en las pesquisas, pero que "sí van configurando datos" que puedan ser con posterioridad de importancia.

Sobre estas huellas, Fernández ha explicado que "no aparece una huella propiamente dicha sino "vestigios" que pueden ser "palmares, plantares o dentales", pues "rara vez" los delincuentes dejan una huella clara e indeleble en el lugar donde actúan.

Otra prueba fundamental que logró la Policía para dar con el detenido es la imagen "muy difusa" de uno de los vehículos que empleó el presunto pederasta. Se trata de una imagen, ha detallado, recogida por una cámara de seguridad que captó el color y marca del vehículo, pero no su matrícula.

De hecho, agentes encontraron durante las investigaciones de ayer -en el registro de la vivienda en la que el presunto pederasta vivía con su madre- el resguardo de una multa puesta a un coche de la marca Toyota que podría ser el que el agresor utilizó en al menos dos raptos.

Según han informado a Efe fuentes de la investigación, ahora se comprobará si el coche al que corresponde la multa es efectivamente el que utilizó el pederasta en los raptos del 10 de abril y del 17 de junio, ya que tras estos secuestros las menores hablaron de un coche con características que apuntaban a un vehículo de la marca Toyota.

Una de las niñas relató que el coche en el que fue raptada tenía el símbolo que coincide con el de esa marca, aunque los investigadores no localizaron el vehículo en ninguna cámara de seguridad de las que se revisaron ni pudieron precisar su matrícula.


Respecto a cómo drogaba a las niñas, el mando policial ha confirmado que les suministraba un medicamento "no exactamente Orfidal pero similar" y que "en algún caso" se lo ofrecía con chucherías.



La Policía mantiene medidas de seguridad en torno al edificio, como registrar los maleteros de los vecinos que acceden al mismo por el garaje.

A una vecina que vive enfrente la Policía le ha tapado la mirilla de la puerta de su piso, según ha relatado a los periodistas.

En los dos accesos que tiene el edificio -la entrada principal y el garaje- continúan expectantes numerosos medios de comunicación y vecinos, que en el acceso del acusado y los agentes al edificio, esta mañana, han tratado de increparlo y le han insultado a gritos.

La indignación del vecindario es comprensible. Los propietarios del madrileño distrito de Hortaleza, donde al parecer se cometieron parte de los abusos, muestran indignación e impotencia ante lo sucedido.

"No han vivido nunca aquí", ni el detenido ni su madre, ha asegurado una vecina del inmueble, de nombre María Jesús, quien ha explicado que si alguna vez se cruzó con el supuesto pederasta acompañado de una niña se habrá limitado a darle los buenos días.

Ha insistido en que el arrestado no residía habitualmente en el piso, donde se han hecho obras de forma intermitente en los últimos ocho años.

La mujer ha mostrado su "impotencia" ante lo que ocurría en su edificio, cuyo garaje dispone de medidas de seguridad como cámaras y un vigilante, al tiempo que ha subrayado: "Aquí nunca había pasado una cosa tan horrible".

"Es una vergüenza. Parece mentira", ha manifestado otra vecina que no se ha identificado a los periodistas, que tiene dos hijos pequeños, a los que lleva a jugar a un parque ubicado frente al edificio, que en el vecindario ya denominan 'la casa del horror'.

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