Alguien muy cercano a mi familia repetía la frase «trastos viejos, al desván» cada vez que se le acompañaba a la consulta de un médico o a hacer cualquier gestión y se aturullaba un poco con los papeles, con las escaleras mecánicas o con las señales de tráfico. Siempre lo decía sonriendo y un poco en broma, pero el enunciado era un reflejo de esa pérdida de facultades que trae el paso de los años.
Ahora los trastos viejos (utilizo la expresión con todo el cariño del mundo) no van al desván y hay decenas de fórmulas para prolongar su vida y su capacidad para defenderse ante un mundo que va demasiado rápido y no repara en los que llevan otro ritmo.
La autoestima y el estado de ánimo son las herramientas que tenemos los seres humanos para enfrentarnos a los problemas. La voluntad y las ganas nos permiten sacar los proyectos adelante con éxito y no decaer en el intento. Precisamente fomentar esas ganas de vivir, de dar un paseo o de sonreír es lo que persigue Paqui Abeledo con los usuarios de la residencia de mayores de O Malecón de Monforte.
Desde hace cinco años Abeledo desarrolla un completo programa de actividades que incluye gimnasia, teatro, talleres de memoria o artesanía. El objetivo es ayudar a los abuelos a conservar sus capacidades y a llevar un estilo de vida que les permita pasar el día a día más cómodos y mejor.
Y los logros están ahí. Al principio les costaba implicarse y eran un poco reacios a las novedades, pero con el tiempo superaron todos los obstáculos y se han vuelto más receptivos y participativos. El grupo de teatro es quizá el ejemplo que mejor ilustra su evolución. Cada año preparan una obra y gestionan absolutamente todo, desde el guión hasta la puesta en escena. Tras varios meses de ensayos llegan el estreno y los aplausos del público que son el mejor reconocimiento a su esfuerzo.
La obra de esta temporada está en marcha y aunque faltan algunos detalles por hilar, como el título, el estreno está previsto para el verano. La cosa promete porque hay muchas ganas detrás del proyecto.
Estimados lectores, los trastos viejos no van al desván porque todavía tienen su sitio en la mejor estancia de nuestra casa o en el mejor lugar de nuestra ciudad. Son un ejemplo para los que venimos detrás, una fuente de experiencia y por encima de todo son personas que tienen mucho que decir y el mismo derecho a vivir y desarrollarse que los demás.
El grupo prepara el estreno de una obra para el verano y asume todos los detalles del espectáculo, incluida la redacción del guion
