El Daniel K tuvo que esperar doce horas para zarpar

Reclaman otro dragado para que no encallen más barcos en la ría de Ribadeo

La última draga en Galicia se efectuó hace más de un lustro. Un nuevo tesón de arena acaba de emerger y complica la navegabilidad
Barcos en el canal de acceso a Mirasol, en la ría de Ribadeo
photo_camera Barcos en el canal de acceso a Mirasol, en la ría de Ribadeo

El encallamiento que sufrió la madrugada del viernes, un mercante cargado de pasta de papel —que aprovechaba la pleamar para salir de la ría de Ribadeo— se produjo por la aparición de un nuevo tesón, hasta ahora desconocido para el práctico portuario. Las acumulaciones de arena o tesones son frecuentes en el enclave pero el nuevo sedimento en el canal obliga a reclamar otro dragado ya que el último se produjo en 2011, cuando fue hallado un galeón del siglo XVI.

"Aunque los movimientos de arena son previsibles y constantes en la ría, el barco encalló por una acumulación imprevista, un aterramiento arenoso desconocido en el canal de acceso al puerto comercial de Mirasol", como rubrica el práctico portuario Francisco Javier Torviso.

El especialista sostiene que esta nueva acumulación evidencia la necesidad que hay de dragar de nuevo el acceso al puerto: "El último dragado se hizo en 2010-2011 por lo que, pasados los años, es lógico que se haya ido acumulando más arena", matiza.

"Apareció otro cúmulo en el canal que hizo encallar un mercante hace días. El último remolcado fue en 2015", afirma el práctico

Uno de los remolcadores de astilleros Gondán, en Figueras de Castropol, y otro más de Galicia, tuvieron que reflotar el barco que esperó doce horas a que volviese a haber otra pleamar para zarpar con estas ayudas.

Precisamente, los astilleros de Figueras de Castropol son, junto al alcalde de la localidad, José Ángel Pérez, y a otras entidades relacionadas con los deportes náuticos en el estuario, algunas de las voces que más solicitan desde hace años un nuevo dragado, incluso integral, de la ría de Ribadeo.

A Gondán le afecta también para la salida de los barcos que construye. Esta dificultad en la navegabilidad se suma a la altura del Puente de los Santos, que obliga la mayoría de las veces a instalar en otro puerto, normalmente en el de Gijón, las antenas y torres de las embarcaciones recién construidas.

Que haya tesones es lo habitual, lo que ya no entra dentro de lo común es tener que reflotar un mercante como ocurrió con el Daniel K, de 90,25 metros de largo —que viajaba en dirección al sur de España para cargar y seguir rumbo al Mediterráneo— y también con el Kelly C, una embarcación británica de 106 metros de eslora que quedó atrapada en otro cúmulo de sedimentos en agosto del pasado año. En la maniobra de reflote del viernes, que duró 45 minutos, llegó a romperse un cabo de un remolcador.

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