Quintana ataca por la derecha

Fueron apenas quince segundos que dejaron patidifusos el pasado martes a los diputados del PP. “Quero agradecer sinceiramente, e en nome do Goberno, a actitude e o voto do Partido Popular”, afirmó Anxo Quintana tras la aprobación de la Lei de Servizos Sociais con la abstención de la oposición.

Con los representantes de las principales asociaciones del sector sentados en la tribuna del Parlamento, el PP no se atrevió a votar en contra de una ley que había criticado duramente. Se abstuvo, según explicó la diputada Rodríguez Arias, “por responsabilidade con eses colectivos”, que después participaron en un ágape organizado por la vicepresidencia.

“Sabemos que Quintana nos vai quitar votos  no rural. Medraremos nas cidades e temos que minimizar as posibles perdas”, afirman fuentes del PP. Desde el BNG reconocen que buscan la confrontación con los populares y que cuentan con crecer a su costa.

El quintanismo está desplegando ahora con total nitidez su estrategia de intentar ensanchar sus apoyo en las coordenadas tradicionalmente ocupadas por el PP. En esta línea hay que enmarcar el libro de conversaciones con Anxo Quintana cuya presentación está prevista para el 13 de diciembre. El autor es Xosé Luís Barreiro, dos veces vicepresidente de la Xunta, primero con Alianza Popular y después con Coalición Galega, y uno de los más destacados comentaristas de la política gallega.

Hay toda una tradición de publicación de este tipo de libros en vísperas electorales, como por ejemplo el de Manuel Lombao con Sánchez Presedo (1993); Suso de Toro con Camilo Nogueira (1991) y Zapatero (2007); Fernán-Vello y Pillado con Beiras (1989); Eduardo Chamorro con Fraga (1982) o el la Fundación Iniciativas 21 con Touriño (2005).

En el caso de Quintana resulta muy significativa la participación de Barreiro, que si bien se situó durante el fraguismo en posiciones mucho más próximas a la progresía que a las del PP, no es precisamente de la Unión do Povo Galego (UPG).

Desde el entorno de Quintana niegan que exista una derechización y aducen que “as nosas propostas ante a crise son claramente socialdemócratas”. Durante los últimos años, desde algunos ámbitos del nacionalismo se acusó al vicepresidente de actuar como el heredero de Cuiña, pero ahora se escuchan menos críticas. En las municipales y generales, el BNG se quedó igual, porque creció en el rural y retrocedió en las ciudades. En las autonómicas, Quintana aspira a obtener un balance positivo y parece bien colocado para lograrlo.

A por el campeonato mundial de voto emigrante
Desde las últimas autonómicas el censo de emigrantes con derecho al voto en Galicia ha crecido en 28.781 electores, un 9,4%. Es el menor aumento desde 1989, cuando el voto exterior empezó a tener relevancia política. Por ejemplo, ante las elecciones del 2001 y del 2005 se registraron sendos crecimientos de 36.000 electores, por no hablar de los 127.769 de 1997. Sin embargo, desde la perspectiva patológica que se suele utilizar en Galicia, últimamente se vuelve a hablar de un aumento brutal del censo, lo que lleva a culpar a los emigrantes de lo que sólo es responsabilidad de los partidos políticos.

El verdadero problema reside en que el censo estaba y está artificialmente inflado y en que la falta de control del voto se traduce en una desorbitada e irreal participación, pues nada indica que en el extranjero haya más de 100.000 gallegos y descendientes verdaderamente interesados en la evolución política de Galicia. En las últimas autonómicas llegaron a Galicia 105.852 votos de la emigración y en las generales de este año 114.625. La experiencia indica que esa cantidad será superada en las gallegas del 2009.

Además, todo apunta a que la participación récord de las autonómicas del 2005 en territorio gallego, del 68%, no va a repetirse en época de crisis y desilusión. Se puede calcular que, como mucho, rondará la media de las últimas cuatro convocatorias, del 66%. Así que en el cómputo total de votos como mínimo siete de cada cien procederán del extranjero, lo que supondrá no sólo superar el 6,3% del 2005, sino también el 6,6% registrado en el 2006 en Cabo Verde, el estado del que se dispone de datos en el que el voto exterior alcanza la mayor proporción.

Mos: Las dudas que sembró Figueroa
Las declaraciones del vicepresidente de la Diputación Chema Figueora dando cobertura argumental a la moción de censura en Mos, han generado grandes suspicacias en el PSOE, que acusa a los populares de no desautorizar realmente ese caso de transfugismo. En  la dirección gallega del PP aseguran que están intentando que la moción de censura se retire y que si no es así, los concejales serán expulsados. Para los socialistas no es casual que se presentase justo cuando Feijo está en Sudamérica. El alcalde de Vigo, Abel Caballero, reclama que se impida la moción.

Citroën: Un mar de coches parados en Vigo

Según la información de que la disponía la Xunta esta semana, el stock de coches acumulados por Citroën en el puerto de Vigo y en O Porriño rondaba las 12.000 unidades, con lo que se estaría agotando la capacidad de almacenaje. Es la muestra más evidente de la crisis mundial de la automoción en la que Galicia está plenamente inmersa, pues tiene la planta que más produce de España. Más allá de las fotos del ministro Miguel Sebastián en Santiago, en la Xunta temen que haya nuevas noticias desfavorables.

Blanco: Fomento como revulsivo para el PSdeG
La posibilidad de que José Blanco accediese por fin a primeros de año al Ministerio de Fomento, en sustitución de la desgastadísima Magdalena Álvarez, supondría todo un revulsivo para el PSdeG en plena precampaña electoral gallega. Aunque Rodríguez Zapatero disparó esta semana las especulaciones al anunciar la creación de un ministerio de deportes, en el socialismo galaico se ve difícil que haya cambios en el Ejecutivo central antes de la primavera. Pero la omnipresente crisis económica todo lo acelera.

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