Quinientos años de la muerte de Fernando el Católico, el rey del pacto

Óleo de Fernando el Católico
photo_camera Óleo de Fernando el Católico

Este sábado, 23 de enero, se cumplen quinientos años de la muerte de Fernando II de Aragón, el Rey Católico esposo de Isabel I de Castilla que ha pasado a la historia como un gobernante que supo acordar, pactar y pacificar.

Y hoy mismo las instituciones básicas aragonesas (Gobierno, Cortes y el Justicia), y también la Diputación Provincial, rinden un homenaje a este monarca que lo supo ser de territorios distintos respetando sus leyes, sus derechos y sus lenguas.

El hombre que gobernó 42 años en Castilla, de los cuales 37 también en Aragón, fue un gobernante que estuvo a la altura que los tiempos exigían y proyectó para sus gobernados un futuro muchísimo mejor del que tenían, lo que para José Ángel Sesma (miembro numerario de la Real Academia de la Historia y catedrático emérito en la Universidad de Zaragoza) es su mayor aportación a la historia.

Fernando II de Aragón, nacido en Sos del Rey Católico (Zaragoza) el 10 de marzo de 1452, fue el vigésimo rey en la línea de la monarquía aragonesa inaugurada por Ramiro I en 1035, y falleció 63 años después, el 23 de enero de 1516 en una casa de huéspedes regentada por religiosos en Madrigalejo (Cáceres).

Hay quien dice que la muerte de Fernando II pudo deberse a los efectos del abuso de la cantárida, compuesto que se obtiene de machacar ejemplares de 'lytta vescicatoria' o mosca española, que incrementa la potencia sexual y que al parecer, según el cronista del Reino de Aragón Jerónimo Zurita (1512-1580), le hacía tomar su segunda esposa, Germana de Foix, "para más habilitarle, que pudiese tener hijos".

Esteban Sarasa, profesor titular de Historia Medieval en la Universidad de Zaragoza y director de la cátedra de Historia de la Institución Fernando el Católico de la Diputación Provincial de Zaragoza, reivindica el papel de "gran político" de Fernando de Aragón, un hombre, afirma este experto en su figura, que fue también un gran diplomático.

Según Sarasa, es difícil comparar la época en la que vivió Fernando II con la actualidad, aunque del comportamiento y tarea de este rey se pueden sacar "algunas lecciones". La principal es que el monarca que gobernaba sobre Aragón, Valencia, Mallorca y Cataluña, amen de territorios en Italia, mantuvo y respetó las lenguas de esos territorios, sus derechos, sus leyes y sus fueros. Eso es algo que la Corona de Aragón ofrece como ejemplo para antes y, quizá, para ahora.

Y Sesma abunda en que Fernando II de Aragón constituye un punto de inflexión en la trayectoria histórica española, puesto que a partir de su reinado se produjo la integración de los Estados, con un proyecto común, y se abrió un periodo de expansión que perduró durante siglos. Fue, en definitiva, una especie de precursor de lo que se dio luego en llamar el Siglo de Oro español.

Sesma insiste en que sacó a los Estados que luego conformaron España de su pasado medieval y provocó los avances territoriales de reconquista de las tierras perdidas por la llegada del Islam para pasar todos juntos a encabezar la gran transformación que debía iniciar el mundo hacia los tiempos modernos. Pero lamenta que en los dos últimos siglos la historiografía nacionalista "manipuló" su historia.

La primera para potenciar a Castilla en la formulación de España, que impuso una imagen de la reina Isabel que "oscureció" al rey aragonés y eso que mientras Isabel gobernó sus territorios con una visión todavía muy medieval, Fernando asumió su tarea de una manera más moderna, influido por los aires renacentistas y humanistas, asegura Sarasa.

Y desde la historiografía catalana se le achacó una pretendida castellanización de Cataluña y ser la causa de la crisis general del principado que había provocado la oligarquía y que Fernando, en realidad, consiguió en parte atajar.

Desde entonces, Fernando II perdió gran parte del brillo "oficial" y muchos le tildaron de "panespañolista" y redujeron el estudio de su vida a la "vieja, trasnochada y caduca historiografía franquista", confundiendo el yugo y las flechas que son las armas de los reyes con los de la falange, añade Sesma.

Y compara el montaje que se hizo en 2004 para conmemorar el quinto centenario de su primera esposa Isabel y la "falta de interés" para hacerlo, a nivel nacional, con el de Fernando. Ningún organismo estatal ha querido recordar 2016 como el año de Fernando II de Aragón, lamenta.

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