Las fiestas, el sexo, los tatuajes y el fútbol unen a los cinco jóvenes integrantes de La Manada –que viven en la barriada sevillana de Amate–, condenados a nueve años de cárcel por abusar sexualmente de una joven madrileña de 18 años en Pamplona durante los Sanfermines de 2016 y que saldrán en libertad provisional bajo fianza de 6.000 euros.
Cuatro de los condenados, José Ángel Prenda, Jesús Escudero, Alfonso Jesús Cabezuelo y Antonio Manuel Guerrero están también imputados, en una pieza derivada del caso de los Sanfermines, por una supuesta agresión sexual a una joven de Pozoblanco (Córdoba) en mayo de 2016.
Los cuatro investigados por el supuesto ataque a la chica de Pozoblanco formaban parte de un grupo de whatsapp denominado La Manada, nombre con el que han terminado siendo conocido el grupo y el caso, y en el que no estaba incluido Ángel Boza, el quinto condenado por los abusos sexuales en los Sanfermines.
El Prenda, también apodado Gordo, fue quien primero habló con la denunciante durante los Sanfermines, en un banco de la plaza del Castillo, y quien se coló en el portal donde sucedieron los hechos juzgados.
Desde su entrada en prisión ha perdido 30 kilos. En una carta publicada en 2016 pedía perdón pero se declaraba inocente y acusaba a la chica de mentir "para salir del paso".
Es primo de Jesús Escudero y fue padre, tras un vis a vis con su novia de siempre, mientras cumplía prisión provisional por los hechos juzgados. Fue además el único del que no trascendió su identidad hasta la emisión de la sentencia.
Condenado a 9 años de prisión por delitos continuados de abuso sexual con prevalimiento y absuelto del delito de agresión sexual, fue condenado además a 300 euros de multa por hurto, por sustraer el móvil a la víctima. En su teléfono se encontraron la mayoría de los vídeos de la agresión de Pamplona.
Por su condición de militar cumplió la presión preventiva en el centro penitenciario militar de Alcalá Meco. Desde su detención fue suspendido de sus funciones en las Fuerzas Armadas y cesado en su destino de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en Sevilla, situación que se mantendrá en tanto no exista una sentencia firme.
Su tatuaje de la huella de un lobo en el costado derecho y un enorme reloj de color blanco, recordados por la víctima, fueron determinantes para que los agentes lo identificaran. Según la sentencia, penetró a la joven madrileña bucalmente, analmente y vaginalmente en dos ocasiones.
Amigo sobre todo del cabecilla de La Manada, José Ángel Prenda, pertenece al igual que éste a la peña ultra del Sevilla Biris. Antes de la actual condena tenía antecedentes por robo con fuerza y contra la seguridad vial.
Boza fue quien se besó con la víctima antes de entrar en el portal donde sufrió los abusos sexuales.
Tras su ingreso en prisión, coincidía en el módulo 3 de la cárcel de Pamplona con El Prenda y Jesús Escudero pero, hace unos meses, según revelaron algunos medios, fue trasladado a otro módulo tras participar en una paliza a un interno de origen musulmán condenado por abuso sexual.