¿Quién quiere ser candidato?

2015 SERÁ UN AÑO electoral por partida doble, al menos en Galicia, ya que en otras comunidades también tocarán comicios autonómicos y a falta de cuatro meses para la cita con las urnas a nivel local todavía existen incógnitas, no solo por el número de candidaturas, sino también por quiénes las van a integrar. Orozco se apresuró a anunciar su intención de repetir en el cargo antes siquiera de que el nuevo líder del PSOE abriese el debate interno sobre la posibilidad de vetar a los candidatos imputados por la justicia. El del regidor lucense fue un paso adelante propio de quien tiene la seguridad de que por ahora nadie le tose en su partido.

Orozco tiene además la confianza de su discípulo y ahora líder del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, con quien despacha a veces sobre asuntos del gobierno o del partido, como hicieron esta misma semana en el consistorio y donde seguramente hablaron de la composición de la próxima lista socialista. La gran incógnita es saber qué grado de renovación tendrá esa candidatura y si hay militantes o independientes dispuestos a acompañar a un Orozco que sufre el desgaste no solo de quince años de gobierno sino también por los efectos del escándalo destapado en el Concello a raíz de la operación Pokemon.

Pero si ya le será difícil al PSOE incorporar nombres con tirón electoral para acompañar a Orozco, tampoco lo tendrá fácil el PP, que ni siquiera ha dado aún el paso de nombrar al candidato a la alcaldía. Si no fuera porque nadie duda de que al frente de la lista repetirá el actual portavoz, Jaime Castiñeira, la demora hasta podría dar pie a lo ocurrido con la candidatura popular a presidir la Diputación, donde hay hasta tres postulantes. Y es que teniendo en cuenta su incómoda situación dentro del grupo municipal, algunos militantes del PP hasta le han propuesto al concejal Enrique Rozas que se anime a presentarse como alternativa a Castiñeira, una circunstancia sobre la que el aludido prefiere no pronunciarse y que trata de salvar recurriendo al tradicional «estoy a disposición del partido».

Rozas, de todas formas, sí que se muestra dispuesto a continuar su labor como concejal y a integrar de nuevo la lista municipal, aunque para ello deberá salvar las diferencias que a día de hoy tiene con Castiñeira y hacer valer los apoyos que al parecer le brindan desde la militancia, porque, aunque en el PP las listas se cocinan en la trastienda, la opinión del afiliado también cuenta.

Además, el ya veterano político cuenta en su haber con una trayectoria tanto de gestión en el gobierno como de control desde la oposición muy valorada en sectores del partido o la ciudadanía y que el sumario del caso Pokemon no ha hecho más que ratificar. De hecho, los informes de los agentes de Aduanas indican que los directivos de Vendex le consideraban como una especie de azote y hasta habrían recurrido a la cúpula del PP de Lugo para pedir que se rebajase la presión sobre la empresa de la Ora. Sin embargo, Rozas desmiente haber recibido instrucciones en este sentido y remite a la hemeroteca para demostrar que las denuncias sobre la gestión de la zona azul, lejos de rebajarse, aumentaron en los últimos años.

La continuidad de este concejal es por tanto otra de las incógnitas en este periodo preelectoral y aunque la elaboración de una candidatura siempre genera tensiones internas, el PP deberá sopesar a la hora de nominar lo que aporta cada persona, ya sea traducido en trabajo o en votos.

La elección de candidatos también atasca las alternativas ciudadanas

Xosé Manuel Beiras, que estuvo esta semana en Lugo para hablar de elecciones municipales, sabe bien los problemas que genera la conformación de las candidaturas y un ejemplo es el grupo que lidera en el Parlamento, que ha perdido dos escaños tras pasarse al grupo mixto dos diputadas de Age. Por eso advirtió de que la negociación entre las fuerzas de izquierda para conformar listas alternativas en los concellos debe centrarse en la estrategia para desalojar del poder a la derecha y no en defender «os marcos das leiras electorais». Sin embargo, es precisamente el sistema para elegir a los candidatos a través de listas abiertas lo que genera más recelos entre algunos partidos, que temen quedar sin representantes en las alternativas que apoyen. El BNG fue el primero en desmarcarse y, aunque queda tiempo para negociar candidaturas, a día de hoy la posibilidad de una lista ciudadana en Lugo es aún remota.

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