Que suenen los tambores de guerra en Burela

El desfile de clanes protagonizó el inicio de la Festa Castrexa de Burela junto a las bodas

"SON ÁGILES en emboscadas y exploraciones. Además llevan puñal y espada corta. Algunos tienen lanzas para estoque con puntas de bronce y los montañeses... Los montañeses, en el combate, se ciñen la frente con una cinta". Así describió en su día el historiador griego Estrabón al pueblo castrexo.

Poco se sabe de quiénes fuimos. Aquellos que poblaron nuestra tierra no poseían una lengua escrita propia, pero no por ello tenemos que dejarlos caer en el olvido. Y por eso en Burela se escuchan tambores y preparan para el combate Algunos incluso invocan a Dioniso, deidad griega del vino e inspirador de la locura ritual.

Cuando ya empezaba a ponerse el sol quince clanes (siempre con más de veinte personas pero con menos de treinta) encarnaban un desfile ancestral en medio de la música y el fuego y es entonces cuando, ante semejante espectáculo, consigue despertar en nosotros una especie de orgullo y envidia al mismo tiempo: sin duda, sabíamos cómo divertirnos. Y, como buenos castrexos, después se celebra una cena de hermandad.

Sigue la música, y el fuego, los malabares y la comida. Cae el cuarto menguante y empiezan los enlaces entre hombres y mujeres. Ellos llevan torques, brazaletes y diademas. Ellas, mantos y túnicas que unen mediante hebillas de bronce, oro y plata. Lo suyo sería comer sentados y bailar en rueda, pero para entonces eso era lo de menos.

En aquel momento la principal preocupación era pensar qué pasaría hoy, quién encontraría el torques. Aunque lo cierto es que eso tampoco importa porque, ante todo, la competitividad se queda tras los juegos castrexos y tras la búsqueda del premio gordo, pero no aparece más.

Para descubrirlo todo sobre la Festa Castrexa de Burela, este domingo la edición de A Mariña de El Progreso publica un especial de 16 páginas con un gran despliegue en imágenes para mostrarlo todo sobre este festejo.

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