Qué derrotero

NO SERÍA EXAGERADO concluir de las declaraciones de los dos principales líderes sindicales que o el Gobierno se pliega a sus planteamientos o la explosión de conflicto social se convertirá en norma. Al oír ayer a Toxo y Méndez ante las cámaras de televisión, cuando solo había transcurrido media jornada de la huelga, el referente de Grecia se hacía inevitable. A presente y futuro, va a ser mucho más importante para todos saber, no si la huelga triunfó o no, sino saber si se ha optado por entrar en una dinámica de conflictividad como arma frente al Gobierno y frente a la política de ajustes. Imponer el mensaje de si la huelga fue un éxito, un fracaso o un equilibrio entre paro y trabajo con tendencia a la normalidad laboral, es la gloria efímera de un titular de periódico o de apertura de telediario. La clave radica en si metidos en el pozo como estamos hay posibilidad de pacto para caminar juntos hacia la salida. Si el conflicto se impone como instrumento para resolver la crisis, la indignación de quienes demandan con derecho un puesto de trabajo y condiciones dignas tampoco encontrarán respuesta. Le Monde de ayer llevaba a primera, como titular principal, uno que debería hacer reflexionar a todos: Gobierno, oposición, sindicatos y patronal: ‘Huelgas, recesión, déficit: España se convierte en la gran preocupación de Europa’, afirmaba el periódico de referencia de la izquierda francesa. La imagen internacional del milagro español se ha hecho añicos, quizás porque los únicos pies que la sostenían eran una burbuja inmobiliaria, unas cuentas de resultados de la banca que crecían y crecían a cuenta de esa burbuja y unas buenas dosis de chulería hispana, que Zapatero heredó de Aznar, aunque fuese en dirección contraria. El político de León llegó a dar lecciones sobre modelo hispano de banca sana y fuerte, ya iniciada la crisis, en una cumbre mundial en Washington. Convendría despejar la incógnita de qué derrotero toma este país. El primer responsable es el Gobierno y con él las fuerzas sociales y políticas.

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