El Concello todavía no ha confirmado si el puente romano va a ser peatonal, pero las declaraciones realizadas por varios miembros del gobierno local esta semana encendieron las alarmas en el barrio de A Ponte. La asociación de vecinos y los comerciantes, que están organizándose para constituirse también en agrupación, defienden que el viaducto vuelva a tener circulación rodada, aunque sea solo en un sentido. Recuerdan que ese fue el compromiso adquirido por la anterior concejala de infraestructuras, la nacionalista Paz Abraira, e insisten en que dejar el puente peatonal es condenar al cierre a los negocios que hay en el barrio. «Vamos a tener un puente precioso y un barrio muerto», afirma Sandra Vilariño, de la Panadería Raposo.
De la misma opinión es el PP, cuyo portavoz municipal, Jaime Castiñeira, sostuvo ayer que peatonalizar el puente sería la «puntilla» para el barrio, aunque no descarta que pudiese cortarse el tráfico los fines de semana. Por ello, presentó una moción de urgencia para que el pleno del lunes decida mantener la circulación en el viaducto con una velocidad máxima de 10 kilómetros por hora.
