Portos de Galicia decidió cerrar una parte del espigón norte de acceso al puerto deportivo de Ribadeo debido a las quejas presentadas por varios socios del Real Club Náutico de la localidad ante la actitud de algunos pescadores y que culminaron con una denuncia por los importantes daños causados a una embarcación concreta hace unas semanas.
El cierre del espigón es parcial y no le afecta en su totalidad. Portos colocó una valla que impide el paso tanto a vehículos como a peatones. Fuentes de dicha entidad, dependiente de la Xunta de Galicia, explicaron que adoptaron la decisión amparándose en que en realidad la ley no permite pescar en ninguna de sus instalaciones. Es una norma que se cumple en parte y de hecho desde que se construyó el espigón era habitual que los pescadores aficionados acudiesen allí.
Había algunos problemas menores derivados sobre todo de que los pescadores lanzaban sus cebos cerca del canal de acceso al interior de las instalaciones del Real Club Náutico.
Sin embargo, poco a poco algunos pescadores fueron comenzando a pescar en la zona en la que hay un pantalán con embarcaciones atracadas.
Como consecuencia de ella primero se rompió un cristal de una embarcación de las de buen tamaño que hay en la zona. Luego algunas poteras causaron daños a otras embarcaciones.
La zona era muy utilizada para los calamares debido a la presencia de un foco que los atraía justo hacia la bocana del muelle
El presidente del Náutico ribadense, Ramón Acuña, recordó que durante mucho tiempo «no nos pronunciamos al respecto porque los inconvenientes que se causaban eran muy pequeños y no había mayores problemas, pero cuando ya se causó un estropicio importante en una embarcación a la que incluso llenaron de porquería y se presentó denuncia, entonces ya solicitamos formalmente a Portos de Galicia esta medida porque eso sí que ya no puede ser».
Desde Portos de Galicia coincidieron con la visión del presidente del Náutico e indicaron que no se pueden permitir los daños a las embarcaciones realizados por parte de algunos de los pescadores, que generalmente se apostaban en el extremo del espigón norte porque allí hay un potente foco direccionado hacia el interior de la dársena que atrae a los calamares, lo que hace que fuese un buen sitio para esa pesca.
Acuña lamentó tener que solicitar una medida tan radical «pero no podemos permitir que pasen esas cosas».
