Portazos confiscatorios

Lo único que no mengua en los ayuntamientos, cientos de ellos arruinados y sin futuro y otros en puertas de la insostenibilidad financiera por más que traten de ocultarlo, lo único, digo, es su inventiva confiscatoria. Y no se sabe muy bien para qué: no van a rebajar la deuda, suprimirán más servicios y los acreedores no serán resarcidos; solo habrá engorde de lo que llaman gastos corrientes, donde tanto cabe un roto como un descosido. No queda tan lejos el que se nos cobre por respirar, hasta que la resignación del pagano aguante, que aguantará, y por eso mismo cada vez se incorporaran nuevos impuestos y tasas, por inverosímiles que sean. Eso sí, pocas tan originales como las del municipio conquense de Villas de Ventosa que, como ya estarán al tanto, regula portazos y tonos de voz, con multas de entre 300 y 3.000 euros para los incumplidores, con el pretexto nada creíble de pacificar los ánimos de los vecinos, lo que les obliga a expresar su disconformidad gestualmente o por lo bajines.

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