A Ponte se movilizará si no se limpia el puente blanco

Los vecinos alertan del riesgo por la maleza que invade la rotonda
El puente blanco
photo_camera El puente blanco

Pese a que el puente blanco es el último viaducto que se construyó en Lugo sobre el río Miño, es el que presenta un aspecto más descuidado. El color verde casi prima sobre el blanco y la maleza invade la rotonda que distribuye el tráfico hacia las nacionales VI, 540 y 547; la carretera de Portomarín y A Ponte. Esta situación de abandono ha colmado la paciencia de los vecinos de este barrio, que están dispuestos a movilizarse si no se acometen las necesarias labores de mantenimiento.

Los vecinos han llamado a varias puertas, pero sin éxito. El Concello de Lugo y el Ministerio de Fomento se pasan la patata caliente. El primero asegura que sigue sin ser el titular de esta infraestructura, porque no hay ningún documento que así lo acredite, y el segundo apunta que es la administración local la que tiene que asumir el mantenimiento una vez finalizada la obra, como recoge un convenio suscrito en 2004.

Los vecinos, que se mantienen ajenos a esa disputa entre administraciones, aseguran que el estado de la rotonda constituye "un riesgo" para la seguridad vial, debido a que la maleza dificultad la visibilidad a los conductores.

Su malestar va a más porque consideran que la limpieza de la rotonda no es gravosa, ni duradera, por lo que el Concello o el Ministerio de Fomento podrían asumirla.

Este viaducto, que fue inaugurado hace seis años por el entonces ministro de Fomento, José Blanco, supuso una inversión cercana a los 30 millones de euros.

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