Un hombre, L.P.F., y su novia, S.G.V., se enfrentan a sendas penas de tres años de prisión por las decenas de robos que supuestamente cometieron durante 2010 en una veintena de iglesias parroquiales por todo el sur de la provincia. El juicio, que se iba a celebrar ayer en Lugo, tuvo que ser suspendido por un problema personal de una de las abogadas defensoras.
En su escrito de acusación, el ministerio fiscal detalla cómo el hombre, ayudado en labores de vigilancia y logística por su novia, forzó la entrada de al menos 19 iglesias parroquiales, dos locales vecinales y un casa. El botín obtenido, que en su mayor parte no se ha recuperado, está compuesto de todo tipo de objetos, desde cálices, cruces y medallas de santos hasta rosarios, coronas de imágenes, incensarios y, por supuesto, el dinero de las limosnas. El recuento también incluye televisores, neveras, herramientas, encimeras de gas, cafeteras y hasta dos porrones de agua, obtenidos de sus entradas en los locales sociales y en la casa. Algunos de estos objetos fueron localizados en el vehículo que conducía la pareja al ser detenida, y otros en una casa de empeños de la capital lucense, pero la mayoría sigue en paradero desconocido.
