Pidan vez para el baile

josé mª álvez
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LUGO ES una provincia con un peso electoral ‘relativo’. Por eso todos los partidos mudan sus circos electorales ambulantes a otras partes más lustrosas para dar los mítines centrales de las elecciones autonómicas. Pero como gusta decir a muchos de nuestros representantes, últimamente más a los del PSOE: pero eso ahora no toca. No nos engañemos, lo de las elecciones europeas, a pesar de la enorme trascendencia de las decisiones que se adoptan en Bruselas, sigue siendo para el gran público como ‘2001. Una odisea en el espacio’ para un cinéfilo: si vas a verla, bien, pero si no tampoco pasa nada. Con eso es lo mismo: si votas, bien, pero si te quedas en casa resguardándote de las borrascas, la gente tiene la idea de que tampoco se acaba el mundo.

Pero, ¡amigo!, lo que se vislumbra de verdad en el horizonte son las elecciones municipales del año que viene. Y cada cual va colocándose como mejor puede y ahí sí que no hay segundos platos: cada voto cuenta, porque cada concejal y cada alcaldía vale su peso en oro, y si no que le pregunten a José Ramón Gómez Besteiro. O mejor aún, que le pregunten a José Manuel Barreiro.

Yo suelo hacer quinielas en las municipales, generalmente apostando contra mí mismo, y ni así gano. Las próximas serán interesantes y, como siempre pasa, diferentes a cualquiera de las anteriores, al menos en la mayor parte de los concellos. En otros, y no necesariamente los más pequeños, apenas se moverá nada y los alcaldes tendrán un plácido tránsito hacia otro mandato más en el que ya no se sabe muy bien lo que les dejarán gestionar desde arriba. Parece ser que cada vez menos.

Pero en otros municipios se anticipan noches de cuchillos largos. Para ir afilándolos, ya se está procediendo a renovaciones y autentificaciones varias. La última la vimos el sábado en Viveiro. Se fue un pez gordo: nada menos que César Aja.

En las fotografías, como la que acompaña estas líneas, se ve que para el hombre no era un congreso más: dejaba la presidencia del PP local tras 30 años. Eso es toda una vida y no hay que extrañarse de que se le escapase una lagrimilla. César Aja finalmente fue desplazado del gobierno municipal muy a su pesar y no quedó otra que decidir que la política dejase paso al darwinismo, que por otra parte muchas veces viene a ser lo mismo.

Viveiro es un municipio anotado en rojo para el PP. Nos consta (no hay que ser un genio) que el PP le tiene especiales ganas a dos concellos: Viveiro y Ribadeo. Como este último lo ven complicado incluso matemáticamente hablando por la enorme ventaja que López Penabad tendría que salvar de una sola tacada a Suárez Barcia, Viveiro lo ven más accesible incluso desde un punto de vista numérico. Y luego no hay que olvidar que son 15.000 habitantes, un concello lustroso (aunque a dos velas) y el más poblado de A Mariña: caza mayor.

Allí se va a dar un duelo interesante. Una enfermedad se llevó por delante a un animal político como era Melchor Roel, para dejar paso a una incógnita: María Loureiro. Quienes la tratan a diario se confiesan sorprendidos de la fuerza que parece haber ganado la alcaldesa desde que adquirió esa condición. Como si el bastón de mando fuese la varita de Harry Potter, la chica a la sombra de Roel se convirtió en una mujer que toma decisiones y a la que no le tiembla el pulso, al menos que se sepa. Imaginamos que de puertas para adentro sus dudas tendrá, como todos. La energía que está demostrando en este tiempo la va a necesitar porque los follones jurídicos y económicos en los que está metido el Ayuntamiento y que ella va a heredar (está heredando) van a necesitar de alguien sobrado de impulso.

Enfrente va a tener a un viejo compañero: Bernardo Fraga, exaliado de gobierno del BNG, al que conoce de sobra y con el que al parecer mantiene una relación correcta. Aunque la realidad es que lo que se dice enfrente, pero enfrente de verdad, va a tener a Antonio Bouza, el nuevo hombre del PP. Finalmente emprende la aventura electoral escoltado de Mariña Gueimunde, autora de una de las maniobras más extrañas que se dieron en la política municipal de Viveiro y de toda A Mariña en los últimos años. Pero ahí está.

Antonio Bouza es una incógnita, porque como le pasaba a María Loureiro con Roel, él tampoco consiguió zafarse hasta el sábado de la sombra de César Aja, otro titán de los despachos con hilo directo con la cúpula del Partido Popular no ya en Lugo o Santiago, sino en Madrid, que en algo invirtió las tres décadas que lleva ahí.

Visto desde fuera será un duelo divertido. Tal vez a ellos nos les hará tanta gracia.

EL GUSTO ♦ Una autovía para que nadie se quede sin venir de visita

ANA PASTOR es una de esas ministras, de los políticos en general, que nos encantan a los periodistas: es muy normal. Además es gallega, aunque ya no se le note (aún así se le nota un poquito más que a Rajoy, mal que le pese a Rosa Díez) y ministra de Fomento, una cartera crucial para A Mariña vistas las penosas comunicaciones que la comarca arrastra desde que el mundo es mundo. Por eso se agradece que se pasase a inaugurar lo que quedaba por abrir de la A-8. Ella misma confesó a este humilde juntaletras que era una obra «complicadísima». Eso no quita que ya iba siendo hora.

EL DISGUSTO ♦ Ribadeo retoma los líos con la residencia de ancianos

FERNANDO SUÁREZ, alcalde de Ribadeo, es experto en fajarse contra quien sea, y ahora parece tocarle a la Consellería de Traballo e Benestar. El retraso de este departamento en dar su aprobación al proyecto de la residencia de ancianos del municipio, ya no digamos en aportar los 250.000 euros que le tocan en el reparto, está soliviantando al regidor, agobiado porque este año tiene que justificar más de1 millón de euros en trabajo efectivo en la residencia. Pero que nadie se equivoque, porque si en algún despacho creen que se limitará a emitir notas de prensa, es que no lo conocen de nada.

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