Pepe do Siñeiro, de San Cosme de Barreiros

Querido Pepe:
Con lágrimas en los ojos, lágrimas de alegría porque sé que estás en el Cielo, el lugar que te mereces, pero con lágrimas de tristeza, que solamente son aliviadas por tantísimos momentos que hemos pasado juntos, hoy toca despedirse y decirte hasta pronto, queridísimo amigo.

San Cosme de Barreiros está de luto por un hombre como tú, que durante 40 años seguidos fuiste presidente de la comisión de fiestas; directivo, que lograste tantísimas cosas para tu querido Celta Barreiros, como celtista que eres; hombre desprendido con todo aquel que te encontrabas, amigo del amigo, tanto de San Cosme, como de tantos veraneantes de toda España que pasaban sus tiempos por Barreiros en época de verano. Es cierto que fuiste negociante, de eso viviste, pero hasta ahí me atrevo a decir que ni en una ocasión tuviste problemas con nadie. Joven también presumido, con tantas chicas con las que alternaste en el mismo Barreiros; tus queridas amigas, como Antoñita, y tu querida compañera de Foz... Cómo presumías, cuantísimas juergas hasta el amanecer hemos disfrutado, y aguantando siempre de pie, deseando empezar una nueva juerga, un nuevo festín.

Desinteresado, amigo de todos los amigos, Barreiros pierde un puntal, un ciudadano más, pero un ciudadano especial, que demostró a lo largo de su vida que San Cosme era su primera casa para luchar; hoy me consta y vuelvo a reiterarme en algo que tú y yo habíamos comentado en tantas ocasiones, que Dios se lleva a las personas buenas a su lado, que ya han conseguido en esta vida la santidad para rezar por los que quedamos aquí, y que todavía no tenemos la dicha, como tú, de estar al lado del Padre. Pepiño, nunca te olvidaremos. Reza por nosotros, conducido por San Cosme y San Bartolo; que la Eternidad sea tu nueva y definitiva casa.