CUANDO LA SITUACIÓN ECONÓMICA es de una gravedad altísima y no se ve horizonte de salida para este país, cuando el número de personas en paro supera el 20% de la población activa, cuando el déficit público continúa cabalgando, cuando se encienden las alarmas en Europa por el riesgo de contagio de la crisis griega, con el nombre de España entre los enfermos, lo lógico sería que los gobernantes, los partidos y las organizaciones sociales estuviesen ocupadas casi de forma exclusiva en trabajar por relanzar la economía y por resituar a España entre los países serios y cumplidores. Sucede lo contrario: se crean y suman conflictos sociales y políticos que harán más explosivo el gravísimo problema económico y sus consecuencias sociales. Unas distracciones peligrosas para todos e injustificables en quienes tienen la responsabilidad del volante.
COHERENCIAS
La escolarización de la alumna que no era admitida en un instituto de Madrid por llevar el velo islámico a clase quedó resuelta con el traslado a otro centro. Coincidiendo con la polémica se hizo público el resultado de una encuesta de la fundación del BBVA que refleja una falta de coherencia por parte de los españoles a la hora de aceptar o rechazar símbolos religiosos en las escuelas públicas. Un 49,3 por ciento está de acuerdo con la exhibición de la cruz pero sólo un 28,1% ve bien que una alumna use el velo musulmán en clase o un judío la kipá. La posición de la opinión pública española es acorde con la mayoría de Europa. Hay matices significativos, mientras en Francia se impone la prohibición del velo en la escuela por coherencia con la defensa de una escuela laica, son sectores de la izquierda, contrarios a los símbolos religiosos públicos, los que en España defienden el uso del velo islámico en las escuelas.
