El fotógrafo Pedro Tzontémoc Díaz (Ciudad de México, 1964) presentó ayer la muestra ‘Identidade no labirinto da memoria’ en el Pazo de San Marcos de Lugo. Está compuesta por más de medio centenar de imágenes en las que retrata lugares de su lugar natal y de Galicia. La exposición fue inaugurada por el responsable del Área provincial de Cultura, Mario Outeiro, y por el presidente del Consello da Cultura Galega, Ramón Villares.
El origen del proyecto, que se puede visitar hasta enero del próximo año, está en el empeño del artista por «reconstruir» el origen de su familia, que él sitúa en 1939, cuando su bisabuelo Manuel Díaz emigra desde O Castelo (O Incio) a Ciudad de México.
Pedro Tzontémoc indica que su fotografía es «vivencial, tiene que ver con lo que me pasa». Lo que le «pasa» es que obtuvo en 2009 la doble ciudadanía, sumó la española a la suya. Como consecuencia, «empiezo una instrospección en la memoria de mis abuelos, como tengo otra nacionalidad, decido reconstruirla».
La materia de la que disponía eran fotografías en blanco y negro veladas por el tiempo, y los recuerdos en colores vivos que heredó de su abuela Francisca, quien, curiosamente, era mexicana. «En casa de mi abuelo se comió gallego hasta 1949, cuando murió y su mujer se sintió libre para cocinar mexicano». Aún así, «a los cachelos y al caldo gallego» volvía a los gustos culinarios de su marido cuando la visitaban sus nietos.
Francisca vivió unos meses en Galicia traída por su marido. «Mis abuelos subieron al primer barco que salió de Nueva York hacia España tras la Segunda Guerra Mundial». No aguantaron mucho porque «mi abuelo había perdido su identidad» tras vivir unos meses en O Castelo: «En México era El Español y en España, El Americano». Otro factor que pesó en el regreso fue que a su mujer «no le gustaba que sus hijos recibiesen educación religiosa, que tenía mucho peso entonces».
El padre de Pedro lo trajo de vuelta en 1966, aunque era demasiado pequeño para recordar nada, y el propio fotógrafo visitó Galicia en 2001, «aunque fue de paso».
A pesar de haber vivido varios años en Francia y viajado por Europa, el impulso para ensamblar O Castelo del que le hablaba Francisca con O Castelo real lo sintió hace cinco años. «Las grandes piedras en el piso de la cocina, las maderas en el resto de la casa, de las que me hablaba mi abuela... Me sorprendió porque se correspondía con lo que me había imaginado, era como si lo hubiese visto de niño», indica.
Además de la casa de su bisabuelo, Pedro Tzontémoc Díaz, pudo conocer a su familia gallega «más extensa que la mexicana, muy cariñosa, que me trató como si me conociese de toda la vida». Esos parientes, junto a los mexicanos y a una rama uruguaya de la famlia, están catalogados en las fotografías que forman un amplio árbol genealógico. Está colgado sobre unas maletas que evocan a las que contenían toda la vida de su bisabuelo cuando emigró.
El artista apunta que su fotografía «es de gente», aunque en Galicia su atención se centra «en el paisaje, que es un personaje más por la fuerza que tiene». Y eso que el verde, la humedad y el frío no le sorprenden. «Mi padre eligió para que viviésemos un pueblo cerca de Ciudad de México, que es un lugar parecido a Galicia», asegura.