Pasteles rodeados de mucho arte

Montse González, copropietaria de la confitería Madarro, y las pinturas. (Foto: Pepe Tejero)
photo_camera Montse González, copropietaria de la confitería Madarro, y las pinturas. (Foto: Pepe Tejero)

esta confitería bien podría ser un museo. Y no solo por su antigüedad (fue creada hace 123 años y siempre funcionando en el mismo sitio y de forma ininterrumpida) sino también porque alberga, en su techo, unas pinturas espectaculares que fueron realizadas por un pintor italiano, A. Dalmonte, hace ahora justo un siglo. Es decir, en 1904.

Ahora las pinturas van a ser restauradas por las mismas profesionales que también recuperaron la cúpula del altar mayor de la catedral. Se trata de dos restauradoras ourensanas: María Isabel Vázquez Rodríguez y María Dolores Lago Arce. Por ese motivo, la pastelería permanecerá cerrada temporalmente desde el 3 hasta el 17 de febrero, inclusive.

«La última restauración que hicimos de las pinturas fue en 1988. Esta sería ya la tercera vez que las restauramos. Ahora lo necesitan, de nuevo. El vapor y los humos acaban por ensuciar las pinturas y es necesario que luzcan como nuevas porque esto es algo que no se encuentra en todos los sitios y que merece la pena conservar», afirma José Ramón Rodríguez, copropietario del establecimiento junto con Montse González.

El primer paso de la restauración consistirá en limpiar. Posteriormente, se harán los retoques y, al final, se les dará un fijador, un barniz que sirva de aislante.

Además de las pinturas de la confitería Madarro, el italiano A. Dalmonte aprovechó su estancia en Lugo también para dejar su huella artística en otros dos lugares: en unos cuadros que están todavía colgados en el Círculo de las Artes y en unas escenas de caza en la antigua casa de Luis Pimentel, el edificio que ocupa ahora Novacaixagalicia Banco, en la Praza Maior.

«Las pinturas son alegóricas a la confitería porque en ellas se ve a unos angelitos repartiendo pasteles», explica José Ramón, que añade que solo se modificaron en la República, «cuando fueron cambiados los escudos originales, quizás monárquicos, por otros».

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