Paseo del Rato

INDISCUTIBLE es que el paseo del Rato, y su prolongación hasta el parque de Paradai por un extremo y del Miño por otro, es el cinturón de esparcimiento más aprovechado por los lucenses capitalinos, como es fácil comprobar a diario. El último percance, con un joven herido al ceder las vallas de un mirador, encendió alarmas de descuido, delatando también la carencia de una atención más precisa por parte de los responsables del mantenimiento, en este caso la Diputación. Siendo verdad que la conservación, por la extensa superficie a custodiar, es gravosa, bien merece la pena esforzarse para evitar el deterioro de un logro que tanto costó alcanzar; si se abandona ya nunca se recuperará. Pero si la preservación de las veredas y del entorno natural es sustancial, no es menos preocupante el uso que del recinto natural hacen algunos ciclistas, no siempre respetuosos con los viandantes. Se creen dueños y señores del circuito y no renuncian a su prepotencia abusiva. Convendría poner las cosas en su sitio.

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