Palabrotas

ENTENDIENDO que no todos los usos y costumbres de la sociedad rusa son extrapolables a la nuestra, y no teniendo más datos que los publicados en los periódicos, parece evidente que la ley promulgada por Vladimir Putin, prohibiendo en su país los tacos en los medios de comunicación, teatro, películas, espectáculos y conciertos, libros y obras de arte, es un ataque flagrante a la libertad de expresión, desproporcionado para los fines profilácticos del lenguaje que por lo visto persigue. Pero dicho esto, tampoco se puede obviar que en muchos casos, sobre todo aquí, se percibe un mal uso innecesario en medios de comunicación y otros entornos mediáticos de palabrotas y frases malsonantes, groseras o vulgares, cuando no ofensivas, que no vienen al caso o sobran en los contextos en que se introducen. No lo planteo como debate pusilánime o puritano, dominante en otro tiempo, sino como argumento de que tales excesos verbales o escritos están casi siempre reñidos con la elegancia y buena educación, sin que aporten nada que enriquezca los contenidos.

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