Pachi aguanta mucho más que Presedo

En 1994, tras un descalabro similar al del 2012, el líder del PSdeG cayó unos meses después de las elecciones, lo que Pachi trata de evitar ganando más tiempo


Tras su fugaz paso por la presidencia de la Xunta, ya desde la oposición los socialistas cayeron en las autonómicas por debajo de los 20 escaños y se vieron arrinconados en el Parlamento ante el empuje de la fuerza política emergente comandada por Beiras. En la primera reunión del comité nacional después de los comicios de octubre el líder del PSdeG-PSOE aguantó las embestidas de los críticos. Así, pudo comer el turrón en su puesto, aunque se hallase en una muy debilitada posición y a pesar de que en la legislatura precedente él mismo había guillotinado al anterior candidato socialista, que había obtenido un resultado mucho mejor que el suyo. Sin embargo, la presión de la oposición interna resultó tan intensa que el acosado secretario general tiró la toalla y presentó su dimisión al comienzo de una nueva reunión del comité nacional.

Este relato no se corresponde con la actual situación del PSdeG, sino con la de hace 19 años. Después del descalabro del 17 de octubre de 1993 Antolín Sánchez Presedo resistió durante casi quince semanas, hasta que el 28 de enero de 1994 se rindió. En el caso de Pachi Vázquez la secuencia desde las elecciones del 21 de octubre de 2012 resulta muy similar a la de Presedo, salvo en el paso final, el de la renuncia. Primero, porque el médico de O Carballiño ha aplicado una estrategia dilatoria para retrasar al máximo ese momento crítico, el de una nueva reunión del comité nacional, una prueba que acabó con Presedo y que Pachi afrontará el próximo sábado, 2 de marzo. Y en segundo lugar, ahora todo es distinto porque la presión de la oposición interna resulta mucho menos potente que la que comandaba en 1994 Paco Vázquez, en pleno pulso en toda España entre renovadores y guerristas. Además, ‘o xabarín do Carballiño’, como le apodan algunos de sus críticos, nunca conjuga el verbo dimitir.

En 1994, Pachi acababa de llegar al Parlamento gallego. Se había afiliado al PSdeG después de pasar por el CDS y tras un nunca aclarado acercamiento al PP. Pachi, que formaba parte del sector afín a Presedo, considera que su entonces jefe de filas se eliminó a sí mismo. Hizo lo que él nunca haría, rendirse.

Presedo y Pachi fueron los relevos de los dos presidentes socialistas de la Xunta, Laxe y Touriño, respectivamente. En 1993, Presedo bajó de 28 a 19 escaños. En 2012, Pachi retrocedió de 25 a 18, con el agravante de que el PP no está en una etapa ascendente, sino de desgaste.

Comparado con el actual líder del PSdeG, Presedo aparece como un estadista. Pero Pachi tiene la inagotable energía del guerrillero. Tras ganar el congreso del año pasado gracias a la sobrerrepresentación rural que margina a los grandes núcleos urbanos de militantes socialistas y después de incumplir su promesa de convocar primarias para designar al candidato a la presidencia de la Xunta, Pachi defiende ahora que el próximo secretario general sea elegido directamente por los afiliados. Se trata de una nueva hábil maniobra dilatoria con la que parece buscar una batalla jurídica con la dirección federal, ya que su propuesta choca con los estatutos que él mismo avaló hace un año.

Para sortear las dificultades legales, Pachi baraja la posibilidad de efectuar una consulta no vinculante a las bases. Recuerda al caso de Cataluña, pero en pos del derecho a no decidir, a que siga todo igual, ya que a Pachi todavía le quedan tres años de mandato como secretario general. La cuestión está en si sus débiles y siempre desunidos rivales se lo van a permitir y si van a seguir pendientes del cada vez más imposible desembarco de Pepe Blanco. Porque en realidad la resistencia de Pachi constituye un síntoma de la profunda decadencia del socialismo gallego.

El escándalo de las preferentes desarbola al PP de Pontevedra

Al siempre populista Rafel Louzán sólo le faltó en el reciente congreso del PP gallego salir de la feria de muestras de Lugo y unirse a los manifestantes de las preferentes, a quienes dio la razón. Pero su problema estaba dentro del auditorio, ya que el PP se niega a ir más allá del arbitraje. Los ejemplos de la semana pasada de Cangas do Morrazo y Oia muestran como la presión de los afectados están desarbolando al PP de Pontevedra

La contaminación de las rías, nuestra gran vergüenza

En el otoño de 1990, con 20 años recién cumplidos y cuando estudiaba tercero de Ciencias de la Información, empecé a ejercer el periodismo en La Voz de Galicia de la comarca de Ferrol. Una de mis primeras grandes frustraciones en este oficio la desencadenó mi incapacidad para averiguar dónde iban a estar la depuradora de aguas residuales y el emisario submarino que debían permitir que ese gran tesoro natural que es la ría ferrolana recuperase la calidad medio ambiental que nunca debió haber perdido.

Mi jefe, el periodista ferrolano Pepe Varela, me hizo un croquis en el que explicaba que las obras del colector, que ya se estaban haciendo no muy lejos de la redacción, constituían una parte del sistema que se completaría con la depuradora y el emisario, cuya ubicación constituía el misterio que debía desvelar ese reportaje que no conseguí hacer. El problema no radicaba tanto en mi impericia y bisoñez profesional como en la falta de planificación y criterio con el que se afrontaba una inversión que debería ser estratégica para el futuro de Galicia, pero que nunca mereció tal consideración.

Mi frustración se fue curando con el tiempo, después de asistir a eternas discusiones sobre si el mejor emplazamiento era cerca de la boca la de la ría, en la zona de San Felipe, o en el exterior, en Doniños. Cuando en 1998 me marché de Ferrol la depuradora no existía. Finalmente, el lugar elegido fue cabo Prioriño, pero el saneamiento de la ría sigue siendo una asignatura pendiente. En los últimos meses, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha adjudicado unas obras del colector de la margen derecha de la ría de Ferrol, un proyecto de 37,6 millones de euros. ¡Son las mismas que se estaban empezando en 1990 cuando yo no conseguí averiguar dónde se iba a instalar la depuradora! La Administración las llama obras de “acondicionamiento”, para mejorar y subsanar deficiencias del ya viejo colector, es decir para reparar lo que se hizo hace 20 años.

Después de Ferrol viví junto a la ría de O Burgo, esa que acaba de ser presentada en el Parlamento europeo como un “escándalo”. No me extraña que los eurodiputados, entre los que estaba Sánchez Presedo, se escandalizasen al ver la putrefacción de los lodos en ese entorno rodeado de paseos marítimos y farolas. Ahí está el resumen de más de 20 años de fondos estructurales en Galicia, que no se emplearon como se debía en potenciar las capacidades productivas de este país. Una parte importante se malgastó en ornamento y en obras dirigidas a alimentar a las máquinas clientelares y los aparatos de los partidos.

En O Burgo los eurodiputados podrían haber visto como junto a la ría discurre una vía del tren que debía ser la columna vertebral de la intensa comunicación entre A Coruña y Ferrol pero que está infrautilizada. Y monte arriba se encuentra el aeropuerto de Alvedro, un ampliado monumento al despilfarro a poco más de 50 kilómetros de la flamante y bastante vacía nueva Lavacolla. Son las lecciones que tendrían que servir para no volver a malgastar los menguados fondos que ahora recibirá Galicia.

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