Oza y Cesuras o la falta de voluntad

OZA Y CESURAS reactivan la fusión. Es el titular de la información que aparece en la edición impresa. Completemos el contenido, la oposición (en los dos municipios) advierte de que la impugnará. ¿Todavía andamos así, en fase inicial de proceso y con tales planteamientos opositores? Una muestra de irresponsabilidad política, primacía de intereses ‘corporativistas’, absoluta falta de sensibilidad ante el cambio económico que padece la sociedad y manifiesto conservadurismo de la más pura raíz inmovilista ante los cambios. La lentitud del proceso para la fusión de los concellos coruñeses de Oza y Cesuras es paradigmático de la falta de voluntad y de la incapacidad, por interés de parte, para afrontar en serio la reforma y racionalización de las administraciones públicas. Anteponen sin rubor, como se ve en este caso de Oza y Cesuras, las políticas partidistas sobre un objetivo que la lógica más elemental entiende. Se puede entrar a los sueldos de los funcionarios, se puede hacer la reforma laboral, se puede hacer hasta una reforma financiera pero no se afronta con seriedad, rigor y voluntad de llevarla a cabo la reforma de las administraciones públicas. ¿Qué hay en juego? Se trata de no mermar la dimensión y el alcance territorial del poder político, el número de puestos de representación y de designación, el control de presupuestos aunque sean mínimos. El impulso inicial desde Galicia -del presidente de la Xunta- con la fusión de municipios que simbolizan Oza y Cesuras era aire fresco pero chocó con la resistencia y el inmovilismo de los aparatos de partido. Las cifras de la población en caída libre y la realidad de las comunicaciones actuales justifican las fusiones. Tampoco aportan optimismo los avances que han trascendido de las negociaciones en Madrid entre PP y PSOE. ¿Qué lógica lleva a liquidar las mancomunidades y a defender las diputaciones?

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