Xosé María Díaz Castro tenía apego por su tierra. Puede que no la mentara directamente en sus composiciones, pero la esencia de Os Vilares estaba presente en cada verso que dejó escrito. Así lo recordó el coordinador de Xermolos, Alfonso Blanco, ante el busto que Raúl Río le dedicó a su amigo el poeta en el lugar de As Reixas, en el inicio de una ruta en la que medio centenar de personas siguieron las huellas del traductor de O Vilariño.
La caminata, con unos nueve kilómetros de recorrido, estuvo
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