Orgullo y satisfacción en Mondoñedo por que Cabanela opere al Rey

Orlando González Cruz
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Los vecinos de Mondoñedo acogieron con enorme satisfacción el hecho de que uno de los suyos fuera elegido por Zarzuela para operar al Rey de la cadera. Miguel Cabanela González-Seco, uno de los mejores especialistas en cirugía ortopédica del mundo y responsable de esta especialidad en la clínica Mayo de Rochester, en Estados Unidos, nació en 1942 en la ciudad mindoniense, una localidad en la que ayer no se hablaba de otra cosa. Dos palabras, calidad humana, son las más repetidas por sus familiares y amigos para definirlo.

«Como alcalde e como médico é un orgullo moi grande que un mindoniense encabece todos os informativos deste país», recordaba ayer el regidor local, Orlando González Cruz, quien insiste en que la talla mundial de Cabanela como médico ya era una realidad, pero la distinción «axudará a que moita xente o coñeza polos seus valores». El amor a Galicia es uno de ellos y destaca que siempre se expresa en su lengua natal cuando está en Mondoñedo.

Una de las personas que mejor conoce a Miguel Cabanela es su primo Luis Salaberri Cabanela. Casi de la misma edad, ambos compartieron juegos de infancia, que incluían sesión de cine los domingos, y salidas de juventud, entre las que se incluían las fiestas a los pueblos cercanos, como Foz.

Fue nombrado Hijo Predilecto

Miguel Cabanela, al igual que su padre Enrique, ha sido reconocido como Hijo Predilecto de Mondoñedo. Enrique en 1974 y su vástago en 2002, cinco años después de ser el pregonero de las fiestas de As San Lucas. 

TESTIMONIO
«Se portó estupendamente, tanto dentro como fuera del hospital»

«No tengo palabras, es maravilloso, como persona y como médico», asevera Gloria Cortiñas Otero, una vecina de Mondoñedo que fue operada por el doctor Cabanela en Rochester hace 18 años. Le costó tomarla, pero fue una de las mejores decisiones de su vida, pues le ha permitido un día a día normal sin los fuertes dolores y sin el 45 por ciento de cojera que le pronosticaban en nuestro país, como consecuencia de una necrosis en la cabeza del fémur que le obligó a ponerse una prótesis de cadera.

La falta de una solución le animó a recurrir a un vecino con el que apenas tenía trato, lo que no fue impedimento para que la recibiera. «Lo mejor es que nada más entrar y verme andar supo lo que tenía. ¡Solo con verme!», dice.

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