La comunidad educativa del colegio de los Escolapios de Monforte se volcó, un año más, en una actividad que denominada ‘Operación bocata’ tiene como fin recaudar fondos para los alumnos de aquellas familias que no disponen de los recursos económicos necesarios para comprar libros, la indumentaria deportiva oficial del centro o para asumir los gastos compartidos que acarrea el uso del comedor escolar.
La respuesta fue multitudinaria y en el encuentro que tuvo lugar ayer en el patio del colegio participaron 800 personas, entre padres y niños. Este proyecto solidario es muy simple, pues consiste en pagar tres euros por un bocadillo, una pieza de fruta, en este caso una manzana; y un botellín de agua. De esta comida frugal, al tiempo que se sensibiliza a los niños sobre la suerte de acceder a cualquier plato en su casas, a su antojo, se obtiene el dinero suficiente, en este caso la diferencia entre el coste de ella y el beneficio obtenido, para cubrir las necesidades de los desfavorecidos.
No es la única acción social que lleva a cabo a lo largo del curso académico el colegio de los Escolapios, pues a principios de diciembre siempre se recogen juguetes que luego se le dan a Cruz Roja para distribuirlos entre los que menos tienen; y, a mediados de ese mes, llevan a cabo lo que denominan ‘Operación kilo’, consistente en recoger alimentos no perecederos que luego se entregan a Cáritas.
Ayer, dos representantes de este colectivo humanitario en Monforte se acercaron hasta el centro escolar para agradecerles públicamente a padres y alumnos la realización de esa campaña que, dijeron, benefició a 114 familias del sur de Lugo y a un total de 366 personas. Animaron a todos a continuar en su labor solidaria para intentar solucionar, en la medida de lo posible, los problemas que cada vez padecen más vecinos de Monforte y de municipios cercanos debido a la crisis económica.
A mayores, la comunidad educativa de los Escolapios celebran a finales de cada curso académico una fiesta con la que recaudan fondos para, sobre todo, cubrir las necesidades de los colegios que sus misioneros tienen en Guinea Ecuatorial.
En todas estas iniciativas, padres y alumnos se vuelcan, siendo un verdadero ejemplo de solidaridad.
