''Olía a caramelo y al ver el humo lloré''

El monasterio de Samos, destruido tras el incendio. AEP
photo_camera El monasterio de Samos, destruido tras el incendio. AEP

Tal día como hoy hace sesenta años un incendio, provocado por una explosión en la licorería, destruyó por completo el monasterio de Samos y se cobró la vida de uno de los alumnos del cenobio, Daniel Fernández, quien era natural de un pueblo de Ourense. Los vecinos más mayores de la localidad recuerdan con todo detalle la trágica circunstancia, como Carmen.

«La abadía ardió tan rápido... Fue impresionante, era terrible, era muy voluminoso», quien rememora todavía el olor a caramelo que desprendió el cenobio durante varias jornadas. «Se notaba un olor a caramelo porque los monjes usaban azúcar para hacer el licor y el azúcar tardó mucho en arder», dice la octogenaria.

El fuego arrasó casi por completo el monasterio, que se calcinó durante dos días, y solo se salvaron las fachadas y la iglesia gracias a la colaboración de los samonenses. A Carmen el incendio la pilló en Lugo, donde estaba haciendo un examen. «Me lo dijo una amiga de una librería que se lo habían contado y primero me lo tomé a broma. Me dio una impresión y regresé ese mismo día a Samos. Nos pasábamos el día en el monasterio. El humo se veía desde el autobús. Recuerdo que lloré», explica.

Imágenes

Cuando llegó a Samos los vecinos colaboraban con los monjes rescatando libros de la biblioteca e imágenes de la iglesia, que finalmente no ardió, pues el fuego paró en una pared posterior al altar mayor. «Los vecinos ayudábamos, pero los monjes, muy prudentes, nos decían a la gente que como el monasterio era muy grande que no entráramos si no lo conocíamos porque podía quedar alguien atrapado. Recuerdo que solo quedaba sin quemarse la zona donde hoy están las monjas y el torreón donde tenían los novicios la capilla. Los monjes fueron a mi casa por una escalera para rescatar el Santísimo de la capilla de los novicios y al poco tiempo empezó también a arder», rememora.

Según la mujer y el actual prior de la abadía, José Luis Vélez, la explosión de la licorería, situada en el claustro, y el alcohol hizo que el fuego se extendiese por todo el monasterio y llegase a la cubierta. «Ardió todo lo que era de madera. Las zonas abovedadas se salvaron y la fachada se mantuvo en pie», afirma el prior. «Fue impresionante, los vecinos estábamos consternados», señala Carmen.

Para apagar el incendio, que comenzó sobre las once y media de la mañana, se desplazaron bomberos de Lugo, aunque el vehículo se averió en el camino y no pudieron llegar hasta la noche, dice la vecina. Además, se trasladaron efectivos de A Coruña y Ferrol.

Biblioteca

En aquel suceso se perdió el 50 por ciento de los fondos de la biblioteca, unos 10.000 libros. Los monjes y vecinos sacaron otras tantas publicaciones del interior de la abadía tirándolas por la ventana para salvarlas del fuego. Entre los textos que se perdieron se encuentran las cartas entre los padres Feijóo y Sarmiento, de las que ahora solo se conservan unas catorce. Además, el incendio arrasó pinturas y esculturas, así como enseres de los monjes.

Varios de los miembros de la comunidad sufrieron heridas, como quemaduras y la pérdida de oído, y uno de los alumnos del colegio que el monasterio tenía en aquel entonces pereció en el incendio «al quedarse atrapado entre un bidón de alcohol y la pared», manifiesta la vecina. El niño, de unos catorce años, era de la provincia de Ourense y acababa de ser visitado por sus padres, que se enteraron de la trágica noticia cuando estaban en Sarria.

La comunidad planea organizar una exposición con fotografías, recortes de periódicos y otros recuerdos que conservan sobre el incendio para conmemorar esta trágica fecha, 24 de septiembre. Además, hoy celebrará una misa en memoria del suceso y para recordar al niño fallecido, a los heridos y a los benefactores que hicieron posible la recuperación del monasterio.

Aportaciones

Todos los que colaboraron se recogieron en aquella época en unas 850 libretas, en las que se anotaron las aportaciones realizadas por personas de toda España, a pesar de ser una época difícil económicamente, ya que eran los años de las posguerra. «Cada uno daba lo que podía en aquel momento. Hay muchas aportaciones del País Vasco y de Navarra», apunta el prior.

Al año siguiente se comenzaron las obras de reconstrucción, que concluyeron en 1960. Según la samonense, la comunidad benedictina comenzó una campaña para recaudar dinero y en las obras trabajaron vecinos del municipio y de otras localidades de las inmediaciones. Alguna familia incluso acogieron a los monjes, mientras que otros se marcharon a Monforte de Lemos. « La gente ayudaba con todo lo que pedían. Son unos vecinos más del pueblo. En aquel momento oí al padre abad decir que iba a reconstruir el monasterio y lo consiguió».

La comunidad recupera un libro perdido en el fuego

La comunidad recuperó el libro ‘Historia del real monasterio de Samos’, realizado por uno de los monjes de la abadía, Plácido Arias y Arias, poco antes del incendio.

El libro se acababa de editar cuando se produjo el fuego, del que solo se salvó un ejemplar. El texto es publicado por Libros Dixitec en una edición que es una copia exacta de lo que era aquel libro, señaló el editor, José Luis Manrique. «Para recordar esa trágica circunstancia la mejor manera es recuperar la historia del monasterio que se perdió y ponerla en valor», dijo el prior.

La comunidad editó 100 ejemplares que se pueden adquirir en el monasterio. Este también recuperó recientemente el libro ‘El monasterio de Samos’, un estudio histórico realizado en 1894 por el padre Antolín López Pélez que contiene dos obras inéditas del padre Sarmiento.

Comentarios