Obstinación

El proceso participativo o la consulta de hoy en Cataluña es posible por que al final se impuso la política frente a quienes querrían ver hoy en Barcelona la cabra de la Legión, como dice gráficamente el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. La primera cuestión es que esta jornada transcurra en Cataluña con normalidad. Y la segunda, y tan importante como la anterior, es que las interpretaciones de lo que hoy suceda, resultados y participación, no cierren las puertas al diálogo necesario para que Cataluña se encuadre en España, aunque la voluntad independentista, que existe, permanezca en los porcentajes tradicionales de los sondeos, que no alcanzaba el 25%. Ls cifras de ahora, tras las acciones de Artur Mas, igualan porcentualmente a quienes quieren independencia y a los que desean seguir formando parte de España. De lo que cabe deducir que algo se ha hecho mal política y comunicativamente para que ese sentimiento independentista se haya extendido así. Claro que esto no es solo resultado de una acción de agitación política de unos meses. Viene de atrás. No debería imponerse a priori el razonamiento de que el problema de Cataluña no tiene solución: el viejo error de que hay que conllevarlo. Por esa vía el problema crece, tal como se ha visto. Y la historia y el discurso de los indepdentistas mantiene que la ocasión para explotar ese objetivo secesionista es una España cargada de grandes problemas, como ahora mismo.

Vuelos del verso libre

José Antonio Monago, presidente de Extremadura, está en su pleno derecho a denunciar a quienes cree que han entrado en su vida privada. Pero hay otra cuestión que no es privada: cargó o no al Senado esos 32 viajes privados a Canarias. No sería suficiente con restituir el dinero. Si esos viajes no tiene justificación en su actividad en el Senado y se cargaron a la Cámara, hay que dimitir, aunque sea objetivo de caza política.

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