EL 11-S representó el inicio de una nueva época en las relaciones internacionales, en la pérdida de derechos, en la declaración de guerras, en el gasto bélico... Diez años después esa nueva realidad se hace más compleja con una crisis económica profunda, con nuevos liderazgos, como China, y con una profunda división interna en la que todavía es primera potencia mundial.
EL PROBLEMA CATALÁN
Cataluña celebró ayer su Diada en un ambiente de conflicto abierto por una sentencia sobre la inmersión lingüística en la enseñanza. El independentismo crece de forma preocupante.Durán Lleida, político moderado y alejado del independentismo, pronostica un «choque de trenes». El problema catalán, que históricamente está ahí, precisa una constante gestión para que no acabe en conflcito abierto. No se puede claudicar ante el chantaje pero no se puede negar que Cataluña fue y es motor de España.
IMPUESTO DE PATRIMONIO
Hay medidas que son de campaña electoral. La resurrección del impuesto de patrimonio es una de ellas. Nadie ha aclarado a partir de qué valor patrimonial se aplicará. No se podrá negar que quienes más ganan y más tienen han de pagar más, que la fiscalidad ha de ser progresiva; para ser eficiente tal principio ha de responder a la realidad y a los criterios de esa globalidad; porque el dinero busca los paraísos o las mejores facilidades. La crisis no se resuelve con goteo de medidas. Si cuando se regaló dinero para atajar la crisis se hacía demagogia y se demostraba ignorancia del mal que atacaba la economía, cuando ya parace que nadie cuestiona la gravedad de la situación sería irresponsable y frívolo convertir desde el Gobierno las medidas económicas en vallas o banderolas de campaña electoral. La dimensión de la tormenta supone un serio riesgo de que se pierda el mensaje.
