Nuestro Pepe

Hay seres humanos que están hechos de una pasta especial, seres humanos que convierten los retos en su rutina y su tesón en su mayor virtud, seres humanos que no entienden la vida sin esfuerzo, para los que la palabra pereza no existe, y que además afrontan sus tareas diarias con el mejor de los talantes. Así era nuestro Pepe, un auténtico luchador. Desde muy joven convirtió su trabajo en su pasión y supo reinventarse cuando el guion de la vida lo exigía, un emprendedor nato. Pero además de un buen profesional fue una buena persona: noble, leal, respetuoso, honesto, fiel a los valores que le inculcaron y que supo transmitir de la misma forma. A lo largo de los años, como nos ocurrnotie a todos, tuvo que superar varios obstáculos, pero sin duda el peor de todos ellos llegó en forma de enfermedad, afectando a una de las personas más importantes de su vida, aquella que en su momento había decidido que sería la madre de sus hijos, y una vez más estuvo a la altura, siendo su entrega y generosidad un ejemplo para todos.

Su familia y amigos estamos de luto y nos invade la angustia y la impotencia, porque de nuevo la misma enfermedad nos arrebata a un ser querido, cuando todavía nuestra herida está sin cicatrizar, aquella que marcó nuestro corazón cuando perdimos a nuestra Alicia. Y piensas que no es justo, que todavía no era el momento, que es un sinsentido, que no se lo merecía, que tenía derecho a volver a sonreír y disfrutar con los suyos, pero poco importa que estemos en lo cierto, el caso es que toca acostumbrarse a su ausencia, pero, eso sí, teniendo presente sus buenos consejos, como uno que no se cansaba de repetir en los últimos tiempos: "Disfrutad de la vida". Y aunque ahora nos cueste, te lo prometemos, Pepe, trataremos de hacerlo, lo haremos unidos como a ti te gustaría, y juntos recordaremos aquellos momentos felices a vuestro lado. Siempre nuestro Pepe, siempre en nuestros corazones. Familia de José Domínguez

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