No son juguetes

DEBERÍA SER el mejor regalo y no suele serlo. Es frecuente en estas fechas obsequiar, como si fuesen juguetes, con animales de compañía, preferentemente perros y gatos, y los receptores suelen ser niños, que como novedoso los reciben con ilusión y cariño, pero la mayoría muy pronto se cansa de los cuidados que requieren y no tardará en desentenderse de ellos, lo cual, en complicidad y connivencia con los mayores de la familia, acaba en abandono. Calculan que hay ahora mismo en España mil mascotas renegadas, y cada año son trescientas mil las que se suman a lista negra de desheredados. Por algo somos el país de la Unión Europea con mayor número de abandonos, práctica inexistente, por ejemplo, en Alemania y Holanda. Para evitar tanto desamparo, las sociedades protectoras de animales recomiendan que no se utilicen como juguetes, porque no son inanimados, tienen sentimientos y no son insensibles. Son, eso sí, indefensos, y nada pueden hacer por cambiar su destino si no hay quien se preocupe de protegerlos. Evitémoslo.

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