No hay lechugas como las de casa

Los socios de Revolta Natural, preparando uno de los huertos. (Foto. C.Pérez)
photo_camera Los socios de Revolta Natural, preparando uno de los huertos. (Foto. C.Pérez)

«Non ten sentido ir comprar ó supermercado leitugas de fóra cando se poden producir ó lado da casa e aquí, en Galicia, pódese producir de todo». Bajo esta premisa ha nacido la oferta de la asociación Revolta Natural de Cospeito de preparar y alquilar huertos a todo aquel que desee convertirse en agricultor a tiempo parcial, una labor que se puede hacer en solitario o en compañía, para quitarse el estrés o simplemente para sentir la satisfacción de cocinar lo que uno produce.

Los miembros de la asociación trabajan estos días en la preparación de los terrenos para darle forma a doce huertas de unos 90 metros cuadrados cada una «o que estimamos que necesita unha familia de tres ou catro persoas para producir para consumo propio sin xerar moito excedente», explica Yolanda Fouce, de la asociación, desde la que se apuesta por la agricultura ecológica y tradicional y se rechazan los cultivos intensivos y el uso de intermediarios en la compraventa de productos agrícolas, que disparan los precios en el mercado.

Cada huerta, que se puede alquilar por 60 euros al mes, dispone de nueve bancales diferenciados, en los que a su vez se pretende realizar lo que se conoce como cultivos asociados, «porque se protexen entre eles ou aproveitan mellor os nutrintes da terra». Así, las zanahorias combinan con ajos y cebollas; los guisantes casan bien con las calabazas y calabacines y las berzas sirven de sombrilla a las lechugas.

Y a ello se suma la utilización de plantas aromáticas, que ayudan a repeler los insectos, o de abonos ‘reciclados’, como el uso del purín de ortigas para reforzar las defensas de las verduras o de los posos del café para las lechugas.

El proyecto de Revolta Natural nació «de conversas coa xente do campo», al comprobar la diferencia entre lo que cobra un agricultor por sus productos y lo que tienen que pagar luego los consumidores por ellos en el supermercado. «Nós cremos que ese non é o camiño a seguir -dice Patricia- e queremos demostralo de xeito práctico, producindo para o consumo propio produtos moito máis naturais».

Su primer paso fue realizar una investigación para ver cuáles eran las mejores condiciones del terreno, los cultivos que combinaban mejor y, a partir de ahí, en febrero empezaron a preparar los terrenos que hoy ya acogen las huertas, en las inmediaciones de la granja Garabullos de Sistallo. Los socios de Revola Natural tienen su propia huerta y trabajan en las demás, a la espera de que aparezcan los interesados. «Xa houbo chamadas e xente interesada, pero aínda non se atreveu ninguén a dar o paso, aínda que supoñemos que a a partir de agora si virán, porque estamos na época», señala Patricia. Los intersados pueden informarse en el teléfono 600.03.49.07.

La filosofía de las huertas es que la gente «veña traballar cando poida e cando quiera», explican desde Revolta Natural, y por ello serán los socios de la entidad los que se encargarán de supervisar a diario las huertas, para que éstas no sean una carga para sus arrendatarios. De ahí el precio fijado por el terreno, unos fondos necesarios para cubrir los costes de la preparación del terreno, el personal y las semillas, entre otras cuestiones.

El proyecto de las huertas de Revolta Natural arranca este año con vocación de continuidad. Su idea es ir rotando cultivos en los bancales según la época del año, para aprovechar al máximo el terreno, producir buena parte de sus propios alimentos y, de paso, darle una opción más sostenible, ecológica y tradicional al consumidor.

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