Multitudinario y emocionante adiós al agente Germán Macía

Cientos de monfortinos despidieron al cabo de la Guardia Civil, de 46 años, que falleció tras meses de lucha incansable contra la Ela
Entrada del féretro en el cementerio municipal de Monforte.
photo_camera Entrada del féretro en el cementerio municipal de Monforte.

Cientos de personas se reunieron en la iglesia de San Vicente do Pino y en el cementerio de Monforte para dar su último adiós a Germán Marcía Rodríguez, el cabo primero de la Guardia Civil que falleció el viernes a los 46 años después de seis meses luchando contra la Ela (esclerosis lateral amiotrófica) que le habían diagnosticado.

A las cinco de la tarde, el féretro abandonaba el tanatorio en dirección a la iglesia y la comitiva fúnebre iba seguida de un numeroso número de coches y motos oficiales de la Guardia Civil. Pero los gestos de homenaje no terminaban ahí y en el interior del templo se vivía uno de los momentos más emocionantes del sepelio, cuando sus compañeros depositaron la medalla de la virgen del Pilar junto al féretro.

Germán Macía sentía pasión por su trabajo y absoluto respeto y admiración por la Benemérita. En sus últimas intervenciones en público, el cabo ensalzaba el compañerismo que el cuerpo le aportaba y las fuerzas que esa unión le daban cada día.

Ya en el cementerio de Monforte sus compañeros de la Guardia Civil, la Policía y los bomberos formaroan filas al paso del féretro que portaban familiares y los agentes que compartieron más horas con Germán Macía.

También estaban numerosos compañeros del mundo del fútbol, porque esa era otra de las pasiones de este hombre que deja una hija de nueve años. El agente militó en varios equipos de Sarria y Monforte y fue precisamente sobre el terreno de juego cuando sintió los primeros indicios de la enfermedad.

Un sentido aplauso despidió a este hombre que desde que fue diagnosticado emprendió una lucha incansable para dar a conocer la Ela y demandar más investigación y más medios para luchar contra la terrible enfermedad. Macía era combativo y crítico con las instituciones que, según decía en una de sus últimas intervenciones, «te envían a casa a esperar que el fantasma de la muerte que te rodea llegue finalmente».

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