''La muerte me vino a ver en dos ocasiones, y muy cerca''

Así na terra como no ceo // ILUSTRACIÓN: ViniciusAsí na terra como no ceo

EN GALICIA temos un culto moi forte á morte. Isto non se ve noutros sitios. O día de defuntos aquí celebrámolo moito.

Fernando Lamela Castedo / Monforte de Lemos

Hoxe, nas cidades, ocúltannos a morte. Hai eses edificios horrendos, que parecen fábricas de mortos. Chámanos tanatorios, e ninguén sabe de onde sacaron a palabra esa. Eu si o sei, pero non o vou dicir. E a xente morre lonxe da casa, nun hospital, unha morte na que non ten un nin o conforto de ver unha cara amiga naquela última soedade. Así morrerei eu, Deus non o queira.

Basilio Losada / Penaboa / Láncara

Espazos reservados á xente mais pobre que non tiña nicho. Unha maneira de manifestar clasismo entre os mortos. Mais na parte norte, chamábame a atención esa enorme lousa sepulcral con inscrición e unha cruz en forma de áncora, onde o meu proxenitor, ao pasar xunto dela, dicíame que era a do Tatabello de Rozadela, asasinado en Sabadelle. Unha familia que eu non cheguei a coñecer e meu pai tampouco coñeceu ao falecido. Mais os do seu lugar, polo día de defuntos, deixábanlle un tributo de lembranza nunha recendente flor para non o esquecer.

Xosé Lois García / Merlán / Chantada

Realmente si cheguei a ter medo porque moitas veces operaba eu só, sen enfermeiros ou alguén que me puidese axudar. Pero, para min, o peor era cando me chamaban persoas que xa estaban agonizando.

Fernando Fernández Lorenzo / Antas de Ulla

Cuando en la aldea de Portela murió mi querida abuela paterna, y después de la misa de funeral en la Iglesia parroquial de Gundriz y del enterramiento en el cementerio adosado a ella, en la Casa da Ferrería dimos el banquete fúnebre y todo estaba preparado con las mejores viandas, entre ellas un cordero que previamente había bajado yo en un saco al hombro desde mi aldea a través de un camino de piedras y a una media hora andando.

Carmen Marcos Núñez / San Andrés de Gundriz / Samos

Los enterramientos en la aldea hasta finales del XIX eran todos en tierra dentro o fuera de la iglesia, no existiendo panteones, por lo que el culto a los muertos se reducía a su recuerdo y al ofrecimiento de misas y responsos en el día dedicado a ellos. No obstante, en Ombreiro quedó la costumbre de dar limosna para que durante los días que fueren acordados, durante todo el año, se rezaran responsos por la familia del donante los domingos, para lo cual el cura dedicaba media hora antes de la misa a tal menester. A mediados del XX yo ayudaba al cura en la celebración, y también al rezo de estos responsos, que al igual que las misas tenían su precio oficial del obispado.

Manuel Romay López / Ombreiro / Lugo

Donde se notaba la distinción entre las clases era en los entierros, que los había de primera, segunda y tercera. Los de primera constituían un verdadero espectáculo funerario: el muerto lucía su ataúd, a través de las cuatro lunas de una carroza de estilo barroco, mezclado con atisbos de renacimiento, llevado éste, por cuatro caballos negros, coronados de plumas -suponemos que de cisne-, enjaezados con hebillas brillantes y dirigidos por un empleado vestido con una librea negra. Delante del cortejo, iban los sacerdotes, revestidos lujosamente. A cada lado, una fila de ancianos del Asilo, vestidos, todos de luto y portando velones encendidos, asistencia ésta, que pagaba la familia del difunto. Detrás, el duelo.

Manuel Rodríguez y Rodríguez / Lugo

En el pequeño camposanto lugareño de San Cosme existe un diminuto enterramiento, con cruz alzada en hierro y lápida, en la que puede leerse un nombre: Lolita Jiménez Montoya, que en gloria está (E.G.E.). Señala, además, que subió al cielo a los tres años de edad, en 1933. Sobre la tumba de la gitanita siempre hay flores frescas. El angelito gitano de San Cosme de Barreiros era la hija de un matrimonio calé que con una tribu de saltimbanquis recaló un día por allí, y una mala noche, después de la función, se fue por el foro de las nubes. Los vecinos todos, respondiendo a necesidad de la trashumante familia, se encargaron de darle digna y cristiana sepultura. Y aún contrajeron el compromiso de honrarla, con flores y oraciones. Dato final para incrédulos: El panteón del que mi madre detrae siempre, amorosamente, unos crisantemos o unas «humildes froliñas dos toxos», para el angelito vecino, no es propiamente el familiar.

Daniel Hortas / Barreiros

En Navia de Suarna non se celebraba o velorio, celebrábase o rosario. O rosario é a celebración que consiste en que o cura vai a casa das familias a facer unha misa familiar. O ataúde deixábase na casa desde a morte ata o enterro. Como era un pobo pobre, cada ataúde se levaba en brazos de catro ou seis homes ata o cemiterio. Despois do enterro toda a familia (nenos, pais, avós…) poñíase de loito. A súa vestimenta era completamente negra e non podían ir ás festas. En Navia estábase un ano de loito, pero noutros pobos duraba tres ou cinco anos. Era costume facerlle a comida ao cura, pero co tempo a xente decidiu non lla facer.

Amparo Pérez / Navia de Suarna

A morte veume ver en dúas ocasións, e moi preto. Agora espero que a terceira vez sexa dentro de moitos anos, a derradeira, porque non é nada grato pasar polos dous accidentes como os que sufrín e, como se adoita dicir, non llos desexo a ninguén.

Ramón González Álvarez / Monforte de Lemos

Si entramos en el cementerio viejo mindoniense por la tercera puerta, a mano izquierda existe un grupo de nichos, que escasamente diez tienen lápida con nombre. Contienen los restos de quienes estaban enterrados en tierra y al transformar en jardín el cementerio, fueron depositados allí, es decir son Descoñecidos agás de Deus… Después de una ausencia de 32 años, al regresar a Mondoñedo e interesarme por mi familia supe que mis padres están en esos nichos usados como osario, como es natural visito el sitio y el año pasado solo una flor -una-, adornaba los 45 nichos, pero este año me encontré con la sorpresa de que siete olvidados recuperaron la memoria. Ya son nueve los conocidos por su gente, mis padres y aquellos siete fusilados en el año 1936 enterrados en la clandestina tierra y trasladados al osario donde todos son iguales y coñecidos por Deus.

Xosé Ruiz Leivas / Mondoñedo

Don Primitivo Rodríguez Sanjurjo, un hombre atrabiliario que había sido profesor en los Estados Unidos, estaba ya al final de su vida. Explicaba poco, pero cuando explicaba nos daba una visión que no tenía nada que ver con los libros de texto. Él tenía debilidad por Carlos V. Felipe II no le caía especialmente bien, pero aquellas lecciones suyas valían por todo. Se cuenta una anécdota de su muerte, cuando yo ya no estoy en Lugo, pero que me la contó Alberto Acosta. Dicen que fue a darle la extremaunción don Gregorio Saavedra, hermano de don Delio y canónigo penitenciario de la catedral, es decir el que perdonaba pecados mayores. Cuando le ve acercarse para hacer la unción, que se da en los pies, le dijo don Primitivo: «Cuidado Gregorio, que tengo muchas cosquillas».

José María Carrascal / Lugo

O meu padriño traballaba onda o cura vello todo o día, e alí foi onde eu me criei. Logo viñemos para aquí; meu pai xa regresara de Cuba. Cando morreu o cura vello, que era da Gudiña, repartiron o capital, quen sabe o que tería; antes a xente que quería ter un bo enterro dáballe o que tiña. Meu pai comprou a casa e fomos vivindo.

Ubalda Doval Arias / Torbeo / Ribas de Sil

Antoloxía da Memoria de Lugo:El Progreso: luns, mércores e sábados.TeleLugo: martes, ás 22,00 horas. Reemisión diaria. Dirección: José de Cora. Imaxe: Memé Díaz. Ilustracións: Vinicius. Fotografía: Arquivo EP.

Comentarios