Mordazas

Afloró como la bocanada de aire refresco que necesitaba el panorama político, como queriendo cepillar rancios planteamientos de los partidos tradicionales, pero la táctica de Podemos, aplicando la mordaza a diestro y siniestro, cuestiona sus afanes regeneradores. Primero fue su líder, Pablo Iglesias, quien planteó controlar los medios de comunicación, al estilo Chaves, y ahora es su portavoz, Juan Carlos Monedero, el que manda callar al cantautor Joaquín Sabina por criticar la formación al afirmar que debe adaptarse al siglo XXI, «porque algunas de sus proclamas suenan a discurso marxista de principios del siglo XX». Monedero también arremete contra el controvertido actor Willy Toledo, que les acusó de tener un «discurso vacío». Que a Podemos le salgan detractores desde la izquierda no es buen principio ni buena señal, y pretender silenciarlos, ensombrece su ideario democrático. Es cierto que la mayoría de los políticos amordazarían si pudiesen con tal de espantar las moscas cojoneras, pero que les copien los regeneracionistas es mucho más grave.

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