Morada para una nueva vida

Carmen y Manuel Táboas, a la entrada de su nueva casa en el barrio de As Castiñeiras, en Ludrio (Foto: N. Rodríguez)
photo_camera Carmen y Manuel Táboas, a la entrada de su nueva casa en el barrio de As Castiñeiras, en Ludrio (Foto: N. Rodríguez)

La familia de Duancos que perdió su vivienda hace justo hoy un año por mor de un incendio fortuito, cuyas llamas sólo dejaron en pie los gruesos muros de la casa, vive desde hace apenas unas semanas en su nuevo hogar, una construcción de planta baja, emplazada en barrio de As Castiñeiras de la parroquia de Ludrio y adquirida gracias a las aportaciones solidarias realizadas por muchos vecinos, en la que Carmen y su hijo, Manuel Táboas, dicen haber recuperado la alegría de vivir.

«Perder a casa de Duancos foi moi duro e nunca vou borrar as imaxes nin moitos outros recordos da miña cabeza, pero, unha vez superada esta desgraza, teño que recoñecer que estou moi feliz por poder estar aquí», comenta entre la emoción y la nostalgia Carmen, quien en un año pasó de tenerlo todo perdido a disponer de una casa acondicionada y accesible, pues «aquí, os coches poden chegar ata a porta da casa, non como na casa vella de Duancos», relata.

El grado de satisfacción del hijo de Carmen es incluso superior al de su madre, tal y como denota su cara, tronzada por una marcada sonrisa. Manuel reconoce abiertamente su alegría y dice que «estou moi contento por estar aquí, nesta casa e neste lugar, no que, de momento, todo é novo para nós, e confiamos en que tamén será positivo para o noso futuro».

«Non quedamos en Duancos, que era a nosa primeira opción, pero, a dicir verdade, agora casi estou máis contento de poder estar aquí que de quedar no mesmo sitio onde vivín 23 anos», dijo.

Este joven de Castro de Rei que, al igual que su madre, lo perdió todo tras el incendio de la casa que habitaba, quiso agradecer públicamente toda la ayuda recibida durante los últimos meses de vecinos, empresarios, particulares anónimos..., ya que «de non ter contado con estos apoios, non poderiamos estar agora aquí».

Manuel, que tras perder su casa vivió acogido hasta hace poco en el domicilio de una familia de Duancos, resalta la generosidad de estos vecinos, al igual que la de la familia con la que trabajaba y trabaja su madre y que también le ofreció alojamiento.

Superados ya, que no olvidados, los trances más amargos del duro trago que les tocó vivir, Carmen y Manuel se esfuerzan ahora por encauzar cuanto antes su nueva vida con la pretensión de no defraudar a todos cuantos les han ayudado en este arduo camino, un trayecto en el que siempre han contado con el respaldo del Concello de Castro de Rei, tanto cuando era gobernado en coalición por PSOE, BNG y Tega, como ahora con el PP.

El párroco de Duancos, Raúl Ferreiro, que también atiende la parroquia de Ludrio, también colaboró activamente en la reintegración de esta familia deshauciada y él mismo fue el que inició los contactos con el propietario de la casa de As Castiñeiras que ahora ya es su morada.

Esta vivienda, cuyo propietario era un vecino de Castro de Rei emigrado al País Vasco y que estaba deshabitada desde hace tiempo, costó 72.000 euros, según indican los colaboradores que, de forma más directa, actuaron como tutores de la familia Táboas.

El citado importe fue sufragado gracias a las aportaciones económicas recabadas de contribuciones vecinales y alguna aportación anónima, así como de la venta de la vivienda de Duancos incendiada a un pariente que desde hace años pretendía hacerse con la propiedad de este inmueble y que finalmente lo compró.

PROYECTO ILUSIONANTE
«Xa cambiei a instalación eléctrica e teño que pintar»

 

La casa de Ludrio que se ha convertido en el nuevo hogar de la familia Táboas constituye también un proyecto muy ilusionante tanto para Manuel como para Carmen. Él ya se ha puesto manos a la obra para mejorar y optimizar las prestaciones de una construcción de planta baja que dispone de cocina, salón, cuarto de baño y tres habitaciones, además de un amplio garaje ubicado en un galpón aledaño a la vivienda.

«Xa cambiei toda a instalación eléctrica, porque estaba bastante vella e para evitar calquera tipo de problema. Tamén modifiquei algún tabique e fixemos algunha mellora máis, pero imos pouco a pouco e agora o próximo paso será pintar», dijo Manuel, quien, sin embargo, se lamenta, de que «a cociña económica non tira ben e vou ter que andarlle na cheminea, porque así é unha mágoa estar».

Desplazamientos

La mobilidad y los desplazamientos necesarios tampoco se antojan como un problema para Carmen y Manuel. Él conduce y dispone de un coche propio que usa habitualmente para ir a trabajar y para sus menesteres particulares, por lo que no tiene dependencia alguna en este sentido. Carmen, sin embargo, carece de carné de conducir, por lo que recurre al autobús, que tiene una parada cerca de su nueva vivienda. De hecho, Carmen Táboas acude puntualmente todos los días a trabajar en el autobús, por lo que «non teño ningún problema», dice.

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