Mónica Alonso inunda con su terapia cromática el Museo Provincial de Lugo

Mónica Alonso vive en su casa de Chaín desde 1970, cuando nació. La artista viajó por el planeta y estableció su residencia en el lugar fonsagradino en el que nació porque toda su obra reproduce, bajo diferentes apariencias, su cuarto y su caja fuerte emocional, el cuarto de su abuelo.

La casa de Chaín es la materia de la que está hecha la muestra que forma un itinerario por su producción desde 1993 hasta la actualidad, que inaugura en el Museo Provincial de Lugo mañana a las 20.00 horas.

La comisaria de la exposición Leire Vergara informó de que está integrada por piezas realizadas «en las dos últimas décadas, que se presentan en formatos muy diversos». Las primeras son una serie de grabados realizados en los años 1993 y 1994. «Estaba esperando una ocasión especial para exponerlos», indica la artista.

Las piezas reciben al visitante y lo invitan a entrar a la dos salas en las que la creadora sumerge al visitante en su teoría de los colores como agentes que activan estados de ánimo o evocaciones. Las paredes y el suelo del primero de los «ambientes burbuja» está pintado como «color carne rosada» , dando paso a una sala «color carne triste», en tonos amarillos.

El vicepresidente de la Diputación, Antón Bao, comentó que Mónica Alonso tiene «sueños y sensaciones que convierte en arte y ese arte se vuelve a convertir en sueños y sensaciones».

Las habitaciones y los lechos destacan en la parte dedicada la retrospectiva, siendo la cama un espacio tan acomodado para el descanso como para despertar la actividad onírica. «Las habitaciones que te envuelven son agradables para dormir, pero, si estás despierta, son angustiosas», reconoce.

En este sentido, la comisaria entiende que sus maquetas y esculturas «desarrollan sus teorías sobre las propiedades terapéuticas relacionadas con la disposición del espacio y la aplicación del color». Lo curioso, apunta, es que las «piezas hablan del cuerpo, pero el cuerpo no aparece en ellas».

Las camas son manantiales para sensaciones muy variadas, como es el caso de las integradas en la obra ‘Campos de experimentación para el suicidio', en la que representa una sala grande de colores amarillos con lechos de tamaños diversos que se pueden utilizar en momentos de tristeza «insoportable que acaba desapareciendo», segundo explica Alonso.

Exentas de camas, pero no del juego cromático, están las cápsulas TI (‘Terapia individual'), en las que figuras como Mercedes Peón o Marica Campo reflejan la manera en el que se ven a través de colores.

Alonso presenta en el Museo una instalación en la que propone un viaje desde el frío al calor, a través de dos esculturas que producen esas sensaciones térmicas.

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