Minas da Silvarosa quiere crear un centro etnográfico en Vieiro

Integrantes de la asociación y autoridades en la escuela de Vieiro (Foto: Antonio López)
photo_camera Integrantes de la asociación y autoridades en la escuela de Vieiro (Foto: Antonio López)

La asociación cultural y deportiva Minas da Silvarosa pretende que en la escuela de Vieiro, donde tiene su sede social, se ponga en marcha un centro etnográfico sobre la antigua explotación de hierro, con la intención de archivar y exponer material relacionado con las minas. Otros objetivos consisten en contar con un vídeo sobre la zona y llevar a cabo exposiciones de fotos.

Xesús Oca, el presidente del colectivo, apunta que cerca de Mieres, en el lugar de Boo, perteneciente a la localidad asturiana de Moreda, existe una mina parecida a la vivariense. De hecho, ya estudian la posibilidad de hermanarse con ese pueblo de la región vecina.

La corta de eucaliptos motiva que la visión y situación actual de las minas se modificase al dejar a la vista la senda que subía al antiguo poblado minero, que se aprecia desde el lugar denominado Federico.

La asociación también acaba de editar un calendario que se repartirá entre los vecinos con fotos recabadas de la antigua explotación minera de hierro. Xesús Oca explica que la intención es mantener esta iniciativa en próximos años. En total, distribuirán 160 ejemplares por las casas de la parroquia, además de reservar ejemplares para los bares y para el propio colectivo.

Las fotografías cedidas por los vecinos de la parroquia ilustran el almanaque. El colectivo recabó ya unas 30 imágenes y tratarán de ampliar la colección para hacer posibles nuevas ediciones. Oca recalca que «por un lado, estamos facendo historia e por outro, creando, para que as persoas que residen aquí se sintan orgullosos deste entorno».

La iniciativa surgió tras la organización de las rutas de senderismo a la mina de A Silvarosa, que iniciaron en el año 1996. Después contactaron con Lolo, un antiguo trabajador, quien les habló de sus compañeros de faenas. Más tarde fue Salvador, quien reside en la zona, el que les abrió las puertas de la mina.

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