El abogado argentino Miguel Ángel Díaz, que creó una aldea virtual de gallegos y nombró párroco a Luis Ángel Rodríguez Patiño, lucha desde el otro lado del Atlántico para erradicar la corrupción, un problema internacional que «provoca verdaderos genocidios al desviar fondos que deben cubrir necesidades sociales».
vive al otro lado del Atlántico, pero mantiene vivas sus raíces con Labrada (Guitiriz) y Cambás (Aranga), y pese a que nació en el Centro Gallego de Buenos Aires, regresa a Galicia, «una fuente de energía vital», cada dos años. El abogado Miguel Ángel Díaz, asesor del Senado argentino, lucha para que la corrupción sea declarada delito de lesa humanidad.
Fundó una aldea virtual de gallegos por el mundo y nombró parroco a Luis Rodríguez Patiño. ¿Qué opina de su campaña de firmas para solicitar que los corruptos devuelvan el dinero?
Celebro la iniciativa. Como feligrés a distancia, además de compartir totalmente su propuesta, siento una enorme y sincera satisfacción. Nadie mejor cualificado para llevar adelante esta petición, por su coherencia, convicción y compromiso con el pueblo.
¿Hay algo en firme sobre la corrupción como delito de lesa humanidad o todavía es solo una idea?
Estoy intentando que se materialice en alguna propuesta legislativa en Argentina, pero es necesario una acción conjunta de varios países porque conllevaría la modificación del Estatuto de Roma. La corrupción es el mal por excelencia de nuestro tiempo y no se resuelve con expresiones de buenos deseos ni controles administrativos. Es necesario que el corrupto sepa que su delito no prescribirá, que podrá ser enjuiciado mientras viva.
¿Cuáles serían los beneficios?
Sería un enorme avance y hay argumentos de sobra, pues la corrupción suele provocar verdaderos genocidios al desviarse fondos que debieran aplicarse a cubrir necesidades sociales de los que menos tienen.
