Mayoría oprimida

¿QUÉ PASARÍA si ellas fuesen ellos? Si invirtiésemos los roles y las mujeres ocupasen el lugar de los hombres y a la inversa.

Si fuesen las mujeres las que piropeasen a los hombres por la calle, a veces de manera descarada y libidinosa hasta llegar a los extremos más violentos y denigrantes.

La cineasta francesa Éléonore Pourriat consigue en los escasos 10 minutos que dura su corto ‘Mayoría oprimida’ (ver en Youtube) dar la vuelta a los roles establecidos desde el inicio de nuestra historia y llevarnos al paroxismo de la desigualdad entre sexos pero esta vez al revés.

La historia arranca con un joven padre de un bebé que sale a la calle con el carrito a hacer los recados cotidianos mientras su mujer trabaja. Un día soleado que le permite pasear en pantalones cortos y camisa desabrochada. En el portal de su casa se enfrenta al sarcasmo de la portera por su vestimenta.

En la calle las mujeres practican footing con el torso desnudo y hacen pis en las esquinas.

Al final, un grupito de cinco chicas macarras le agreden sexualmente en un callejón. El joven termina en un hospital magullado y, sobre todo, con su dignidad pisoteada.

Allí intenta explicar a las enfermeras y personal médico que le atiende el momento terrible y traumático, que acaba de vivir pero todos le miran sin darle mayor importancia. Incluso su propia mujer cuando viene a recogerlo al hospital insinua que la culpa es suya por llevar una vestimenta provocativa.

El cortometraje de la cineasta francesa consigue en escasos minutos transmitir el sentimiento de desamparo de una persona herida, violada, sola en una comisaría de policía para presentar una denuncia. Con la sútil sensación de que quien está al frente piensa, en el fondo, que lo que le cuenta no es más que una invención.

‘Mayoría oprimida’ es el nombre de este corto que bulle en la red. No deja indiferente. Y no lo hace porque la directora ha dado con la clave: ver a un hombre sufrir las vejaciones que habitualmente padece una mujer es el detonante para que estas parezcan aún peores. Y se hagan palpables para muchos. Como si la inversión de roles aumentara el dramatismo de la humillación.

No es algo para celebrar, pero si los seis millones y medio de personas que ya han visto este corto en la red han tomado conciencia del problema. Brindo por Éléonore Pourriat.

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