Un joven burelés presenta su primer corto, que escribe, dirige y protagoniza

Burela, su localidad natal, será escenario del estreno del corto O Cerco, la primera obra del polifacético treintañero Martiño Vázquez, que combina su faceta empresarial en el sector textil con el mundo audiovisual, al que quiere dar el gran salto no sólo para dar rienda suelta a sus estímulos artísticos, sino también como negocio, al tiempo que le sirve para saltar a la palestra y decir “catro cousas que teñen que dicirse” sobre la situación del audiovisual gallego. Y es que Martiño es, ante todo, sincero consigo mismo.

No es políticamente correcto, pero no le importa, porque si algo tiene claro es que va a hacer lo que le apetezca o, al menos, intentarlo. “O que faigo vouno facer ben, guste ou non”, una filosofía con la que Martiño Vázquez se enfrenta a su primera película, en la que se atreve a abordar el conflicto psicológico por el que pasan las personas que han vivido una experiencia traumática, una vivencia que él sitúa en un conflicto bélico, pero que es válida para todos los procesos en los que el diálogo se torna en violencia.

El hecho de elegir una guerra, por cierto atemporal, “porque non quixe personalizar” se debe a que tiene una vertiente más comercial, pero también que es una historia que le es más cercana, pues por su oficio, como responsable de producción textil, se ha visto obligado a viajar por muchas localidades en Asia u Oriente Próximo azotadas por las guerras, aunque sus vivencias en la ex Yugoslavia, tras el conflicto de los Balcanes, parecen ser más profundas. “Non vivín directamente unha guerra, pero si vin as consecuencias delas na xente, en como as marcou”, apunta.

Todo ello se refleja en el personaje de su obra, que él mismo interpreta, un papel que llevó hasta las máximas consecuencias, pues llegó a adelgazar quince kilos. "Deixei que o personaxe tirara de min”, lo que motivo que el rodaje se prolongara dos meses, pero que su caracterización fuera real.

Además de dirigir y ser el actor principal, Martiño es guionista, productor, coautor de la música y de la postproducción, muchos roles, en lo que se mete de pleno, un estrés que forma parte de su ritmo habitual de trabajo, “e ao que quixen acostumarme e seguirei así mentres non revente”, afirma.

No es tampoco algo nuevo para él, pues a lo largo de su vida pasó por muchas facetas, “fun dibuxante, pintor, guitarrista...” todo ello sin olvidar su paso por las universidades de Santiago y Vigo, En esta última realizó el ciclo superior de Sonido, lo que le valió como una excusa para adentrarse en los medios, donde desempeñó infinidad de tareas, que por lo menos le valieron para “curtirse”.

Ahora desembarca en el mundo del cine, con un corto de diez minutos, que se estrenará el domingo a las seis de la tarde en el auditorio burelés. Tenía que ser aquí, “porque é a miña terra en donde a xente que me apoia e quere o fai de verdade”. Para muchos de los asistentes no será difícil identificar los lugares donde se desarrollan las escenas, que fueron rodadas en Figueirido, Cervo y Rueta.

Un “latigazo emocional” es lo que el cineasta espera despertar con su obra, que la gente la adore o la odie, pero que no quede indiferente, porque, como Martiño se encarga de recordar, “esto non é Hollywood e as obras deberían servir para espertar conciencias ou apagalas porque estamos empezando na industria audiovisual”, que por cierto no recibe el respaldo que merece, “nin cun goberno nin outro”, asevera.

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