Marruecos y la Unión Europea firman un acuerdo para los próximos cuatro años

Marruecos y la Comisión Europea firmaron hoy en Rabat un acuerdo de pesca por los próximos cuatro años, que permitirá faenar en aguas marroquíes a 126 barcos europeos, de los que un centenar son españoles.

El acuerdo, firmado por la comisaria de Pesca Maria Damanaki y el ministro marroquí del ramo, Aziz Ajanuch, costará a la Comisión unos 40 millones de euros anuales (frente a los 36,1 millones del anterior), a cambio de mayores cuotas de capturas, y no será de aplicación inmediata, pues deberá ratificarse en los parlamentos europeo y marroquí.

"Harán falta algunos meses más", dijo Damanaki en rueda de prensa sin dar más precisiones, y se comprometió a implicarse personalmente a fondo para que la tramitación ante el Consejo Europeo y luego el Europarlamento sea rápida; por su parte, Ajanuch también dijo que el interés de Marruecos es "acelerar el proceso".

Damanaki destacó que el acuerdo se basa en tres principios: sostenibilidad de recursos, rentabilidad y respeto a la legalidad internacional, y por ello se mostró "optimista" ante el voto que pueda adoptar el Europarlamento, que en 2011 tumbó el acuerdo anterior por falta de los tres criterios.

Los dos firmantes insistieron en el principio de la sostenibilidad de los recursos: "Se pescarán los excedentes, y será el Instituto nacional de investigación pesquera el que los determinará", dijo Ajanuch, y Damanaki resaltó que este principio va en consonancia con la nueva política europea de "no destrozar los caladeros".

Al respecto, el acuerdo permite un mayor esfuerzo de pesca solo en las categorías 1 (cerqueros) y 2 (palangre de fondo), utilizados casi exclusivamente por barcos de la costa gaditana; en las categorías 3 y 4 (canarios y gallegos, respectivamente) el criterio es más restrictivo, sobre todo en esta última, donde Marruecos ha impuesto un severo control de las llamadas "capturas accesorias" (cefalópodos y mariscos).

Este último detalle convierte la categoría en poco rentable, y significa que tal vez no se utilicen todas las licencias concedidas, un detalle que podría suponer una menor contrapartida financiera para Marruecos.

Y es que esa contrapartida se distribuye así: 16 millones en concepto de "acceso a los recursos", 14 como "apoyo sectorial" y 10 por pago de licencias, siendo esta última cifra variable según se utilicen o no las licencias.

Sobre las cuestiones políticas que durante meses han obstaculizado las negociaciones, el texto no menciona en ningún momento al Sáhara Occidental, tal como quería Marruecos -que considera el territorio simplemente como dos provincias más-, y la propia Damanaki también evitó mencionarlo hoy, limitándose a señalar que irá en beneficio de la población local.

"Lo que queremos es que el dinero que entregamos de los contribuyentes europeos vaya a la población local, y con ello quiero decir -subrayó- la población de todo Marruecos, que se va a aprovechar de él".

Ajanuch fue aún más tajante: "Es un acuerdo aplicable a toda la costa marroquí, desde Tánger hasta Lagüera" (extremo sur del Sáhara), zanjó.

Para sortear la posible oposición del Europarlamento, el texto recoge una serie de alusiones a "criterios geográficos" o a la "distribución regional" de los beneficios, que serán evaluados por comisiones mixtas de manera periódica y supuestamente velarán por que los beneficios también lleguen a la población saharaui.

Con respecto a la polémica mención a los derechos humanos que pedía la Eurocámara, Marruecos ha logrado que no se incluya ninguna garantía adicional (en forma de sanciones o suspensiones) a las que ya se mencionan en el Acuerdo de Asociación euromarroquí y que se refiere a "los principios democráticos y los derechos humanos fundamentales".

Con este texto, según el análisis de los observadores, Marruecos consigue la mayoría de sus objetivos: más dinero, más capacidad de formación de su sector pesquero (pues aumenta el número de marinos marroquíes en los barcos europeos) y ninguna concesión política ni sobre el Sáhara ni sobre los derechos humanos, todo ello a cambio de permitir mayores capturas sólo en algunas especies.

Sin embargo, y como era de esperar, tanto Damanaki como Ajanuch presentaron el texto firmado hoy como un "todos ganan" y declararon su "felicidad" por haber preservado los intereses de ambas partes.

"Es un protocolo equilibrado, beneficioso para las dos partes, que toma en cuenta nuestras preocupaciones sobre la protección de nuestros recursos", consideró Ajanuch, y Damanaki replicó que "es un buen protocolo, que se alinea con las nuevas políticas europeas (y) espero que sigamos el mismo camino en el futuro".

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