A Mariña, del mar a la montaña

A Mariña ofrece parajes singulares e innumerables rutas, a pie y en coche. Entre ellas destacan ocho recorridos que no son los más frecuentados, pero que están entre los más interesantes.

RUTA 1

FUCIÑO DO PORCO. Esta senda litoral, situada en O Vicedo, permite disfrutar de impresionantes vistas del mar Cantábrico y de la ría de Viveiro desde su punta oeste. A Fuciño do Porco, así llamado por la forma de este promontorio que se introduce en la mar cerca del faro de punta Sucastro, se accede a pie por estrechos senderos, con algunos tramos pendientes y otros pegados al acantilado. El recorrido no está exento de dificultad, pero vale la pena por la grandiosidad de las vistas a mar abierto. Durante la caminata se ven las islas Gabeira y Coelleira, la abrupta costa de sus alrededores y se otea, escondida, la playa de Covas. Al otro lado se divisan el monte Faro, con la isla de Area y el puerto de Celeiro al fondo.

En las cercanías de Fuciño do Porco quedan también las calas de Alegrín y de Os Monxes, ajenas al ajetreo turísticos, y la Cruz de San Román, que recuerda a los fallecidos en la mar.

Otra ruta que abarca gran parte de la costa vicedense es la que que une la cala de Caolín con la de Xilloi.

RUTA 2

DE MORÁS A FARO RONCADOIRA. La costa de Xove, al igual que la vicedense, es un lugar privilegiado por la escasa presión urbanística. Desde el cabo Morás, con el paisaje lunar de sus dolos, hasta el faro Roncadoira se suceden los lugares con encanto, como la cala de Muínelo o el arenal y el portiño de Portocelo.

La cercanía de la fábrica de Alcoa, ese coloso industrial, no empaña la belleza del portiño de Morás, con su recogida playa y la nave de la antigua ballenera. Si algo destaca en Morás es el entorno del cabo, con sus gigantescos dolos. Estas grandes rocas artificiales se colocaron en los diques de abrigo del puerto de Alcoa. Parte de ellos no aguantaron los embates de la mar y los retiraron a tierra. Su gran tonelaje y su altura atraen tanto a los aficionados a la fotografía e invitan a hacer un gran proyecto escultórico.

El viajero puede continuar por la carretera asfaltada o por sendas litorales, aunque estas últimas tienen pasos peligrosos, sobre todo en caso de lluvia, hasta el portiño de Portocelo, un remanso en medio donde la bravura del mar Cantábrico, a donde las aguas llegan por un estrecho paso. Al fondo del puerto está una tranquila playa, donde parece que el tiempo se detiene.

Desde Portocelo se sigue a pie por una senda litoral hasta Punta Roncadoira. Los eucaliptos dejan paso al monte bajo y a las rocas de granito hasta llegar al faro, en medio de acantilados de gran altura batidos por la mar y el viento. Los caminantes que estén en forma pueden seguir unos cinco kilómetros más hasta llegar a la playa de Esteiro, el paraíso de los surferos.

RUTA 3

POR EL RÍO XUNCO. El tramo bajo del río Xunco desde la playa de Rueta hasta Sargadelos se puede recorrer por sendas inmediatas al cauce fluvial. Desde Rueta, donde desemboca el cauce fluvial, se puede iniciar la caminata río arriba, después de atravesar unos pasos junto al puente del ferrocarril. Este camino fluvial alterna bosque autóctono con eucaliptales y nos lleva hasta el núcleo urbano de Cervo, donde el caminante puede hacer un alto en la Praza do Souto o en la Pousada O Almacén.

A partir de ahí, el paseo sigue por el Camiño Real, con varios molinos de agua tradicionales y puentes restaurados. Al final del camino se llega al rehabilitado conjunto histórico de Sargadelos, con las antiguas fábricas y el paseo de los Enamorados, que discurre por un canal junto al río hasta llegar a la presa.

RUTA 4

DE AS ACEAS A ILLA PANCHA. La senda de As Aceas, un itinerario de tres kilómetros recuperado por la Dirección General de Costas permite recorrer parte del borde marítimo de la ría de Ribadeo. El recorrido parte del molino de As Aceas, recientemente restaurado, para seguir por caminos y pasarelas de madera, en paralelo a la carretera N-642, que une Ribadeo y Vegadeo. A lo largo del recorrido hay zonas de descanso y miradores para apreciar el estuario, las aves acuáticas y los pueblos de la orilla asturiana de la ría.

El siguiente punto de interés es A Vilavella, donde se reconstruyó la antigua fábrica de algas, donde se pretende crear un museo. De ahí se continúa hasta la playa de Os Bloques, que también puede servir de punto de partida a quienes hagan la ruta en sentido inverso por la mayor comodidad para dejar los coches.

Quienes deseen recorrer el perímetro litoral ribadense pueden dirigirse por el paseo marítimo hasta el puerto de Porcillán y subir por la Rúa Calvo-Sotelo, que conduce al paseo de O Faro, Ahí continuarán por el borde de la ria de Ribadeo hasta el área recreativa de O Cargadoiro, el fortín de San Damián y el faro de Illa Pancha,

El interior de la comarca de A Mariña posee también parajes de gran belleza, de los cuales hacemos referencia a cuatro donde se puede disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor.

RUTA 5

DE RÚA A PAU DA VELLA. La parroquia de Rúa, en Cervo, es el punto de partida de este recorrido. Desde ahí hay que andar unos dos kilómetros hasta el embalse del río Xunco para continuar hasta la Caseta dos Cazadores. Hay que subir hasta llegar a una zona de turberas y eólicos en Pau da Vella, el punto geodésico donde se unen los municipios de Cervo, Xove, O Valadouro y Viveiro.

La sensación más curiosa es pisar las turberas de cobertor, que son como un colchón de agua. En ese entorno nacen los ríos Xunco y Covo. Ni las explotaciones de ganado vacuno de carne a sus anchas, ni los parques eólicos, ni las propias pistas le quitan al caminante la sensación de libertad en los alrededores de Pau da Vella. La vieja cruz antropomórfica se encuentra en una zona con alambradas de las comunidades de montes, pero es posible llegar a ella.

Desde la Caseta dos Cazadores se puede bajar por una pista, a la derecha, hacia Trasbar. Este camino, de unos nueve kilómetros, atraviesa zonas de frondosas y discurre paralela al río Covo en algunos tramos, en los que se pueden ver una amplia diversidad de árboles autóctonos. Es el área conocida como fraga de Trasbar, donde el visitante se ve sorprendido pro algunas cascadas rodeadas de vegetación.

Los amantes de las grandes caminatas también pueden efectuar un paseo, en jornada de mañana y tarde, desde Pau da Vella hasta el Monte Buio, de una mayor dureza.

RUTA 6

OS PENIDOS Y EL MEGALITISMO. La zona de Os Penidos, situada en la parroquia valadourense de Santo Tomé, encierra un tesoro arqueológico impresionante. En esta ruta encontramos restos megalíticos de la época precastreña. La caminata comienza en la aldea de Pedrouzos, situada en un promontorio natural de gran belleza. Desde ahí se va por el Camiño Real hasta Casal do Rico, lugar donde se celebraba hace varias décadas la rapa das bestas, antes de su emplazamiento actual.

El recorrido sigue hasta el curro actual, ubicado en Chao de Padorno. Una vez allí se coge un desvío de unos 200 metros de longitud, que nos lleva hasta el dolmen de Santo Tomé, de construcción subterránea.

De vuelta al curro, hay que coger la pista de Os Penidos y, unos 200 metros más allá, otra pista que sale a la derecha y pasa por las pozas del río Bao. Desde ahí parte un sendero que enfila la parte posterior de Penido Vello. Tras disfrutar de las magníficas vistas que se divisan desde la cumbre, se puede subir al cercano Penido Novo, con vistas sobre la costa mariñana. Para terminar se inicia la bajada campo a través hasta el círculo lítico del Prado das Chantas, que presenta un buen estado de conservación..

La escasa señalización y la necesidad de ir por senderos y monte a través, por lugares donde pastan caballos en libertad, aconsejan que los caminantes que no conozcan el terreno vayan acompañados.

El punto de partida y de llegada puede establecerse en Pedrouzos. Para llegar allí hay que viajar en coche desde Ferreira, la capital del municipio de O Valadouro, por la carretera que va a Abadín. Al llegar a la señal que indica el acceso al curro de Santo Tomé hay que girar a la derecha, pasar la iglesia de la parroquia y, en el cruce inmediato, dirigirse a Pedrouzos.

RUTA 7

FRAGA DE VILAPENA La fraga de Vilapena, en el municipio de Trabada, se caracteriza por su diversidad arbórea. Parte del núcleo rural de Vilapena y, más en concreto, de una zona de aparcamiento donde hay un panel informativo. A lo largo de su recorrido se cruza con otras rutas señalizadas que se pueden hacer en el municipio trabadense.

Desde el punto de partida se baja hacia la iglesia parroquial, de donde sale un sendero que va hacia el alto de Pena Gorda y nos interna en la fraga. Desde este punto se divisan los valles de Vilaformán y Vilapena. Dos kilómetros más allá , en un cruce donde se encuentran varias señales, hay que subir hacia la fuente y pasar por un bosque autóctono con abundancia de robles. A continuación vamos a dar a una pista forestal que forma parte de la Ruta do Vento. Este tramo tiene otra alternativa más suave, si se acomete la subida por la orilla de un arroyo cercano, un recorrido que también está marcado con claridad.

La caminata sigue en dirección al Chao do Couso, donde nos encontramos un área recreativa junto a la carretera. Desde ahí, a través de un bosque de pinos silvestres se puede coger la ruta del monte Picato. El camino presenta algunas dificultades, pero el esfuerzo merece la pena si queremos disfrutar de las atractivas panorámicas que se divisan sobre la fraga de A Becerreira y gran parte del municipio trabadense.

Desde O Picato se va hacia una pista ancha hasta alcanzar A Becerreira, poblada de vegetación autóctona. Desde ahí se baja por un regato, con pasamanos de cuerdas y escaleras, hasta llegar al panel indicador de la ruta de la Fraga da Becerreira, en la antigua carretera de Trabada a Riotorto.

El recorrido total es de quince kilómetros y permite conocer una zona que fue propuesto para su declaración como parque natural por la fundación Germán Estévez.

RUTA 8

LA SENDA VERDE DEL EO. Este sendero recorre doce de los 34 kilómetros de la línea férrea trazada desde Vilaodriz, en A Pontenova, hasta el puerto ribadense, con el fin de trasladar el hierro de las minas pontenovesas. El tramo entre Trabada y Ribadeo aún está pendiente de acondicionamiento, pero sí se puede efectuar el que une San Tirso de Abres, en la orilla asturiana del Eo, y A Pontenova.

El punto de partida es la vieja estación de San Tirso de Abres, en cuya fachada todavía se conserva el nombre de la parada. A los pocos metros nos encontramos con el primero de los túneles que se conserva del trazado inicial de la vía. Al salir del mismo nos situamos ya al lado del rio Eo, cuya orilla no abandonaremos hasta llegar hasta el final del trayecto.

Después de atravesar la carretera N-640 se llega a un segundo túnel bastante más corto que el primero. Alrededor de veinte minutos después pasamos una central hidroeléctrica para llegar a un puente de estructura metálica que nos permite pasar a la otra ribera del Eo, ya en Galicia, que da paso de inmediato a un nuevo túnel.

La senda de la antigua vía sigue hacia las cercanías de una presa, utilizada antaño para el aprovechamiento eléctrico y sigue por el coto salmonero de O Piago. Un puente peatonal nos lleva a otros cuatro túneles, antes de cruzar la carretera local que va a las aldeas de Trasdacorda y Matela, ya en el término de A Pontenova, donde comenzamos a andar sobre un tramo asfaltado.

La última parte de la ruta forma un sendero adaptado para gentes de todas las edades, ya sea en pie o en bicicleta, y discurre paralela al cauce fluvial, a través de varios núcleos rurales como Hervelle y Saldoira. Como punto final llegamos a los antiguos hornos de fundición de limonita de la antigua sociedad minera, que son el elemento rector de la arquitectura urbana de A Pontenova. y a la antigua estación de ferrocarril de Vilaodriz.

Una de las ventajas de esta ruta es su trazado llano, sin apenas desniveles. El tramo entre Trabada y Ribadeo, cuya rehabilitación está adjudicada, tampoco tiene excesivas complicaciones.

 

 
 

 
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