Marcados por el paso del tiempo

Laura Arrojo lleva ocho años impartiendo clases en diferentes institutos de la provincia de Lugo y A Coruña y tiene muy claro que hoy la educación en la zona rural y en las capitales de provincia es muy diferente, «sobre todo cando estamos a falar de respecto, pero non quero dicir que unha educación sexa mellor que outra», apunta.

Laura Arrojo.
Especialidad: Matemáticas.
Institutos: En la provincia lucense ha trabajado en Fontem Albei de A Fonsagrada y en el San Rosendo de Mondoñedo.
Años ejerciendo: Ocho.

Laura trabaja cada día con adolescentes, así que puede hablar con conocimiento de causa de cómo es esa generación hoy en día: «Están menos motivados porque as perspectivas de futuro son desastrosas. Tódolos días están vendo en casa a pais, tíos, irmáns... que se quedan sen traballo, e iso non axuda».

Sin embargo, esta profesora también reconoce que esta es la generación de la formación. Los jóvenes son conscientes de esta necesidad y los que deciden sacar unos estudios adelante los priorizan. «Xa non só está a opción da universidade. A formación profesional tamén é unha salida que ten cada vez máis adeptos», explica.

Si de lo que se trata es de inquietudes, las nuevas tecnologías se llevan la palma. «Hai que puntualizar que os rapaces non entenden tanto esta ferramenta como se cre, necesitan recibir unha formación e isto moitas veces non se ten en conta», subraya. Y todo ello sin dejar de lado los deportes ni la relación con los amigos, en esto poco han cambiado en relación a generaciones anteriores.

En lo que sí se ha evolucionado mucho, y así lo reconoce Laura, es en la autoridad que ejercen padres y profesores. «É un tema de confianza que antes non había», aclara. Y aunque tiene su parte positiva, ella también alerta de que muchas veces da lugar a confusiones y a que los jóvenes intenten llevar esa confianza a su terreno. «Cada vez custa máis ter autoridade. O problema está no proteccionismo. Facilitámoslles as cousas demasiado e iso fai que se dispersen», explica.

Además, Laura apunta que parece resurgir de nuevo el machismo en las aulas, aunque todavía no en exceso. «Nalgúns casos cústalles máis integrarse e non é culpa de ninguén en concreto. É algo que se ven detectando nos últimos tempos», indica.

LA GENERACIÓN DEL BOOM UNIVERSITARIO

La experiencia de Olga Díaz en las aulas le permite echar un vistazo unos años atrás, hasta esa generación que hoy tiene 30 años y que cursaba sus estudios de secundaria a finales de los noventa. Eran los años del boom universitario, en los que la mayoría de los jóvenes ansiaban completar su formación en una facultad, mientras la formación profesional estaba de capa caída. Así lo reconoce Olga, que va más allá: «Eran rapaces moi motivados e disciplinados, aínda que é verdade que as perspectivas de futuro eran moi diferentes».

Olga Díaz
Especialidad: Inglés
Institutos: As Mercedes, A Piringalla y Lucus Augusti.
Años ejerciendo: 28.

En esos años, la tarima todavía existía en las aulas y eso marcaba una distancia entre alumno y profesor. «Impartía clase un profesorado de certa idade que fora educado nunha disciplina moi estricta e sentaban cátedra. O alumno era menos participativo que hoxe», reflexiona.

Olga explica que la forma de dar clase era muy diferente a la que se sigue hoy en día, entre otras cosas, porque el número de jóvenes por aula era mucho mayor. «Non te atrevías a poñer en marcha certas actividades, aínda que si empezabas a impoñer unhas clases máis participativas», asegura.

Fue la generación que precedió a la de la ESO y, en ese sentido, Olga la define como privilegiada. «Eles cursaban o BUP e tiñámolos moi mimados. Parecíannos uns alumnos marabillosos respecto do que comezabamos a recibir», recuerda.

JÓVENES DE LOS 70

En el caso de Jorge de Vivero, su reflexión se retrotrae hasta aquellos alumnos de instituto que cursaban sus estudios a mediados de los 80. Fueron los años en los que los institutos Femenino y Masculino se transformaron en mixtos. «Fue algo que se hizo con total naturalidad y no se detectaron mayores problemas en las aulas. Es verdad que las chicas suelen estar más concentradas y los chicos suelen ser más dispersos, pero a los profesores no nos obligó a ningún cambio en este sentido», subraya.

Jorge de Vivero
Especialidad: Lengua y Literatura.
Institutos: Nosa Señora dos Ollos Grandes.
Años ejerciendo: 37.

Era una época muy diferente. No había botellones, móviles ni internet. «A los jóvenes les gustaba leer y había más inquietudes ecologistas», recuerda Jorge. Los tiempos eran mejores y no se palpaba ese temor al futuro laboral, porque el panorama también era diferente.

Además, la autoridad del profesor y de los padres se daba por sentada. «Eran buenos años, porque el autoritarismo de épocas anteriores había desaparecido y la permisividad estúpida de hoy no había llegado aún», recuerda. Jorge asegura que, en este sentido, las nuevas tecnologías han hecho mucho daño.

VETERANÍA

El profesor Benjamín Santín es toda una institución en Lugo. Son unas cuantas las generaciones que recuerdan sus peculiares clases de Dibujo, que han dejado una huella imborrable. Al hacer memoria, él evoca a aquella generación que pasó por las aulas a finales de los sesenta, de la que también ofrece su retrato. «Eran alumnos muy motivados, con un comportamiento exquisito. El profesor marcaba unas normas y unas pautas en clase y los jóvenes entonces respondían extraordinariamente», explica.

Benjamín Santín
Especialidad: Dibujo.
Institutos: Academia Celta, Escuela de Comercio, Escuela de Maestría y Lucus Augusti.
Años ejerciendo: 53.

En aquellos años, rememora Santín, el alumno reconocía la labor del profesor, al que le tenía un gran respeto. «No había esa confianza de acercarse al profesor como hay hoy en día y a los padres se les tenía un respeto absoluto por miedo a su reacción», indica.

El futuro laboral no era una preocupación y los jóvenes solo aspiraban a trabajar una vez terminados sus estudios. «Lo único que se pensaba era en ayudar a la familia a salir adelante, porque la situación económica no era muy buena, pero no había problemas para colocarse. De hecho, muchos compaginaban su trabajo con los estudios en horario de noche y de ahí salieron muchos arquitectos y aparejadores que conozco», dice orgulloso.

Santín asegura que ese respeto que intentaba poner el profesor en aquel entonces no tuvo en ningún caso una repercusión negativa. «Yo perdía dos días del inicio del curso marcando las pautas de mis clases. Pero, aun así, son muchos los exalumnos que me paran por la calle para agradecerme todo lo que desde el punto de vista académico y personal hice por ellos», aclara con un cierto punto de melancolía.

Problemas en común con los adultos

La Organización Mundial de la Salud elabora, cada cuatro años, un detallado informe sobre los adolescentes en el mundo. El último (con datos del 2009-2010) encuestaba a 5.040 jóvenes españoles de 11, 13 y 15 años.

Cannabis

En España, el 27,5% de los estudiantes reconoce haber probado alguna vez el cannabis a los 15 años, una cifra que en Alemania baja hasta un 11,5%, en Portugal hasta un 12% y en Italia, a un 19,5%. El consumo es mayor en Canadá (33%), Suiza (29,5%) o EE.UU. (28%). En conjunto, los chicos lo toman más (30%) que las chicas (25%).

Alcohol

El 6,5% de los adolescentes españoles de 13 años bebe alcohol al menos una vez por semana, tasa que sube al 22,5% a los 15 años. Aquí, los porcentajes son similares entre chicos y chicas.

Tabaco

Uno de cada cinco adolescentes asegura haber fumado su primer cigarrillo a los 13 años o incluso antes. A los 15 años, el 19% de los encuestados reconoció fumar al menos una vez por semana. Aquí, ellas se llevan la palma (23% ) ante ellos (15%).

Relaciones sexuales

El 21,5% afirma, en España, haberlas mantenido a los 15 años. A esas edades, el 83% se decantan por el preservativo y el 5,5%, por la píldora como métodos anticonceptivos.

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