Llegó a Nápoles buscando la huella del VII Conde de Lemos y se encontró con una ciudad con especial sensibilidad para el mundo del arte y la cultura. Manuela Sáez acaba de regresar de Italia de dirigir un congreso sobre la ‘Academia de los Ociosos’.
HACE 30 AÑOS que la monfortina Manuela Sáez entró en contacto con la figura de Pedro Fernández de Castro, VII Conde de Lemos. A partir de ahí comenzó a tirar del hilo y ahora esta historiadora dedica gran parte de su tiempo a dar a conocer la figura y la obra del conocido como ‘Gran Conde de Lemos’.
Manuel Sáez acaba de regresar de Nápoles de organizar unas jornadas sobre la ‘Academia de los Ociosos’.
Efectivamente. La ‘Academia de los Ociosos’ era un grupo fundado por Giovan Battista Manso con la colaboración del VII Conde de Lemos y virrey de Nápoles que estaba integrado por intelectuales de la época de todas las áreas. Había hombres del mundo de la literatura, la cultura, la ciencia que se reunían con periodicidad para abordar diferentes temas.
¿Cómo surgió la idea de organizar un congreso sobre el tema?
Fue casi casual. Estaba buscando en el archivo de la Fundación Real Monte Manso documentación sobre Pedro Fernández de Castro cuando vi que este año se cumplía el cuarto centenario de la fundación de la ‘Academia de los Ociosos’, que fue un grupo de gran relevancia cultural. Así que le planteé a la fundación la posibilidad de organizar un congreso para difundir el tema y ellos me propusieron dirigirlo.
En ese congreso hubo una mesa redonda en la que usted participó sobre la influencia de ese tipo de academias en la actualidad. ¿Cuál fue su legado?
Esas academias fueron verdaderos centros culturales que permitieron poner en valor y conservar el patrimonio material e inmaterial de aquella época. Patrimonio que llegó a nuestros días y a nosotros y que gracias a lo que ellos hicieron en aquel momento podemos disfrutarlo hoy.
¿Cuál fue la conclusión más enriquecedora del encuentro?
Más que conclusión, yo hablaría de iniciativa. Un poco gracias al congreso hubo un compromiso de refundar la academia e implicar en ella a intelectuales italianos y españoles. La previsión es que el 3 de mayo de 2012, coincidiendo con otro congreso, se presente esa refundación en la que tendrán cabida nombres de la cultura, profesores universitarios e incluso alumnos. Se eligió esa fecha porque aunque la ‘Academia de los Ociosos’ se fundó en 1611 se inauguró en 1612 y así la refundación coincidirá con el cuarto centenario de la inauguración.
¿Entonces habrá un nuevo congreso en 2012?
La idea es esa. La Fundación Real Monte Manso está muy implicada y la intención es profundizar más en la ‘Academia de los Ociosos’ el próximo año con nuevas ponencias y nuevas intervenciones.
¿Habría posibilidad de llevar a cabo una iniciativa similar en Monforte?
La idea de fondo es esa. Yo personalmente estoy muy interesada en que todo lo relacionado con el VII Conde de Lemos se pueda llevar a Monforte y se difunda su trabajo en favor del arte y la cultura. Lo que pasa es que estas cosas van despacio y siempre hay que estar pendientes de la financiación.
¿Cuándo entra en contacto Manuela Sáez con la figura de Pedro Fernández de Castro?
Fue hace más de treinta años cuando preparé mi licenciatura sobre la platería de Monforte de Lemos. Descubrí el personaje, parte de su legado y poco a poco me enganchó y comencé a recorrer archivos y archivos para buscar documentación. Desde Lugo a Madrid recorrí bibliotecas, archivos notariales... En este sentido debo de destacar el trabajo que hicieron las Madres Clarisas por guardar y mantener todo el legado del Conde, es una labor incalculable.
¿Cuál fue el papel del VII Conde de Lemos?
Fue uno de los hombres más importantes en el ámbito cultural del momento. Tanto para Monforte y por extensión para Galicia, como para Nápoles, donde fue virrey entre 1610 y 1616. Ostentó uno de los cargos más importantes de la época y lo llevó con diligencia, sin embargo, da la impresión de que aquí no se valora su legado todo lo que se debiera. El VII Conde de Lemos es todavía un desconocido para muchos, tanto él como su esposa, Catalina de la Cerda, hicieron mucho por el patrimonio de Monforte.
¿Cuáles son las principales piezas de su legado?
Fueron los impulsores del convento de los Dominicos y del de la Madres Clarisas de Monforte, así como de las obras y la documentación que se guarda en Las Clarisas. El Conde de Lemos pasó los últimos años de su vida en Monforte y dejó en la ciudad su huella. En Galicia fue muy importante su lucha por el voto en la Cortes.
¿Y en Nápoles?
Se interesó mucho por la literatura y, por ejemplo, continuó el Palacio Real que ya había empezado su padre y puso en marcha el edifico de la Universidad que hoy alberga el Museo de Arqueología.
¿En qué otros proyectos está trabajando Manuela Sáez?
Por un lado, hay que comenzar con la preparación de ese nuevo congreso previsto para el 2012. Además, trabajo en varios libros relacionados con el VII Conde de Lemos.
¿Por ejemplo?
Uno de ellos se centra en la escultura napolitana del siglo XVII. Es una obra que está en fase de corrección y que, obviamente, está muy relacionado con el trabajo de Pedro Fernández de Castro y su mecenazgo. Además, tengo en fase de redacción otras dos obras, una sobre la cocina de la Condesa y otra sobre la figura del Conde.
¿Era una buena cocinera Catalina de la Cerda?
Es un libro que espero que pueda salir a la luz el próximo año y que partió de una documentación que encontré en la que se recoge la comida que hacían para ellos con todos los ingredientes.
¿Y la obra sobre la vida de Pedro Fernández de Castro?
Mi intención es presentar datos inéditos. Curiosidades y aspectos que se desconocen. En ese sentido tengo mucha información y la verdad es que me gustaría hacerla pública en forma de libro. Trabajo sobre una introducción sobre su figura, para presentarla, y a partir de ahí la idea es trabajar con información inédita.
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¿Cómo se podría dar a conocer el legado del VII Conde de Lemos? El año pasado, con motivo del cuarto centenario de su nombramiento como virrey de Nápoles se dieron pasos importantes como la organización de un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo o la organización de visitas de colegios al Museo de las Clarisas. Pero había que trabajar más en potenciar y mostrarle a los monfortinos y a los visitantes todo ese patrimonio. Precisamente, en el Museo de Arte Sacro de las Clarisas se trabajaba en la adecuación de nuevas salas para exponer más material. Es un proyecto del que prefiero no adelantar nada porque hay varias instituciones implicadas y no me corresponde a mi ese papel. Gran parte del trabajo de Manuel Sáez se desarrolla ahora en Nápoles. ¿Encajó bien en la ciudad? Es un sitio en el que cada vez me encuentro mejor. La gente es muy hospitalaria y, además, ya me manejo bien con el idioma y cada día crece mi círculo de amistades. La ciudad me permite seguir trabajando en la figura del VII Conde de Lemos y entrar en contacto con otras como la de Battista Manso que también son muy interesantes. |
