Manuel Fraga: ''La mejor enseñanza de la vida es que el esfuerzo vale la pena''

El ex presidente de la Xunta es claro y, echando la vista atrás, asegura que tuvo dos grandes y ejemplares maestros de la vida: sus padres.  Él, Manuel Fraga Bello, hombre de campo gallego, emigró a Cuba para así ayudar a su madre —"a tía Dolores da Regueira"— y a toda la familia en un conflicto que tenían con unos usureros, que se querían quedar con sus tierras, en Sanxurxo de Ríoaveso, una de las parroquias de Vilalba. "Mi padre fue con dos de sus hermanos a Cuba, entonces en su apogeo azucarero, y ahorraron lo necesario para salvar la situación", explica. Años después se convirtió en un gran alcalde de Vilalba, a la que dotó de traída de agua.

"Mi madre era vasca, del País Vasco francés, y viajó también a Cuba para enseñar francés a una marquesa. Allí coincidió con mi padre: desde que se vieron se enamoraron". Ya casados, tuvieron doce hijos, de los que Manuel Fraga fue el mayor. "Así aprendí con los mejores maestros lo que es la vida real: trabajo y moral", dice.

Lo que más ha sorprendido en la vida al ex presidente de la Xunta es que haya tanta gente que improvisa la felicidad. "El alcohol y otras drogas peores son el castigo inmediato e inevitable. Yo opté por el ejemplo de mis padres: trabajo y vida seria, a partir de la moral cristiana", subraya. De lo que no le cabe duda es de que "la vida seria es la que proporciona mayor felicidad. La mejor enseñanza es que el esfuerzo vale la pena".

A sus 87 años, Manuel Fraga reconoce que le tocó vivir una época de grandes cambios, donde tuvo que tomar decisiones difíciles. "En conjunto, pienso que he contribuido a los aspectos más positivos en Galicia y en España, siendo una época tan dinámica y compleja en la que es difícil acertar siempre". Así, asegura que quisiera ser recordado como "un hombre de bien, activo y trabajador, como lo he sido en los momentos difíciles, para contribuir a mejorar la vida de mis conciudadanos".

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