''Estar en la Guía Michelin es un gran paso para la zona''

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La guía de restaurantes y alojamientos de Michelin tiene una referencia más en Monforte, el Manuel Bistró, a cargo del joven cocinero Manuel Fernández, quien aspira a que su restaurante logre en los próximos años aparecer distinguido al menos con una estrella.

la guía michelin es reconocida mundialmente por su catalogación de restaurantes y alojamientos. Es un listado en el que cada año entran unos y también salen otros, pues hay que mantener el nivel y, si se supera, aparecen con una, dos o tres estrellas. Todo depende de la catalogación que realizan los especialistas que trabajan para la guía por todos los países. Uno de los visitados en Monforte para elaborar la guía de este año -donde desde hace años figuran O grelo y el Parador- , fue el Manuel Bistró, ubicado en la Rúa Duquesa de Alba, que logró entrar en la reputada publicación. Manuel Fernández (Monforte, 1986) explica cómo fue el proceso y deja patente su satisfacción porque su establecimiento tiene dos años y además porque cree que será un revulsivo para Monforte y de la Ribeira Sacra, una de sus grandes pasiones.

¿Cómo fueron los pasos para entrar en la guía como restaurante recomendado en Monforte?

El proceso no lo conocí hasta que a finales del 2012 me comunicaron que aparecería en la Guía Michelín del presente año y en primer lugar cuando hace unos dos meses, una persona, después de comer en el restaurante, me explicó que participaba en la elaboración de la guía y que deseaba ver la cocina y otras áreas del local. Entonces me comentó que ya había estado en dos ocasiones, hace cinco meses, y que le había gustado mucho tanto la comida, la elaboración como el establecimiento. Fue cuando me dijo me que el Manuel Bistró estaba en condiciones de entrar en la guía como recomendado.

¿Cómo fue esa última visita?

En esa fue cuando me enteré, al final, después de pagar. No recuerdo el día exacto pero fue después de un festivo, por lo que no había mucha gente en el restaurante. Como cualquier otro cliente, pidió la comida y sí recuerdo que estuvo escribiendo, que después resulta que eran anotaciones sobre los platos, pero no me llamó la atención porque hay mucha gente que aprovecha la hora de comer para hacer algún trabajo, como por ejemplo con el móvil u otros dispositivos. Le servimos como a todos los clientes y al final resulta que era de la Guía Michelín. Lógicamente nos quedamos sorprendidos, pero con cierta cautela porque tampoco hubo una identificación clara. Me dejó su tarjeta personal y me dijo que me enviaría un mail en el que me comentaría algo más.

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