Convendría que el ministerio de Fomento aclarase de una vez si considera o no a Lugo ciudad gallega. Por reiterados síntomas parece que no, pero al menos que lo ratifique para que nadie se llame a engaño. De no ser así, mal se entiende que, en respuesta parlamentaria, afirme que las «ciudades gallegas tendrán un ferrocarril de alta velocidad con mejoras de tiempos de viaje y servicio, siendo el objetivo contar con doble vía», aclarando que se mantiene la previsión del 2018. La fecha es lo de menos, porque será una conjetura más de las tantas incumplidas y que, por lo tanto, no merece ninguna credibilidad. No lo es que se considere que la llegada del Ave a Galicia cubra las expectativas que demanda la comunidad cuando solo cubre necesidades de una zona determinada, la sur, además de Santiago y A Coruña, joyas de la corona. Lugo no cuenta en absoluto para relamer el pastel, ni se le cita, pero a la vez que se le ignora, no se le excluye abiertamente al atizar propaganda, como queriendo hacer ver que Galicia somos todos. Nosotros, ni de lejos.
