Lugo aprovechó el buen tiempo para probar el tirón que tiene San Froilán

Mucho público visitó el recinto ferial, que llegó este domingo a estar saturado de gente a media tarde ► Las casetas tuvieron más afluencia y ofrecieron tapas de pulpo para tentar a los clientes
El tiovivo, los coches eléctricos y el bingo son algunas de las barracas tradicionales del recinto ferial, este domingo ya atestado de gente
photo_camera El tiovivo, los coches eléctricos y el bingo son algunas de las barracas tradicionales del recinto ferial, este domingo ya atestado de gente

Todavía no comenzaron oficialmente las fiestas, pero los lucenses ya están disfrutando de ellas. Ese era el ambiente que se vivía, este domingo por la tarde, en todo el recinto ferial que, como otros años, va desde la avenida Rodríguez Mourelo hasta las cuestas del parque Rosalía de Castro pasando, además, este año por la calle Puro Cora, donde están instalados los puestos de Gastroarte, que ofrecen comida, zapatos artesanales, utensilios de cocina y bisutería en madera de olivo y artesanía precolombina, entre otros artículos.

El sol y las altas temperaturas contribuyeron, sin duda, a este adelanto del San Froilán, con lleno total por las calles más transitadas del ferial a media tarde en un fin de semana en el que permanecieron abiertas tanto las barracas como el resto de los puestos de venta y las casetas de pulpo. De hecho, las casetas son este año uno de los puntos de atracción más importantes de las fiestas, tras la polémica desatada con la incorporación de las dos nuevas, Bruxa y O Muíño donde, por cierto, los camareros ofrecían a los paseantes un pincho de pulpo para que pudieran probar el producto antes de sentarse a la mesa.

En cuanto al resto de los puestos, la mayoría repite y son ya unos clásicos del San Froilán: tómbolas varias de tiro y dardos, la del jamón, el bingo, la carrera de camellos, el vino de Aragón, los caballitos, los coches eléctricos, el Castillo del Terror, el Grand Prix, el Tren de la Bruja... viejos conocidos para los niños y los padres que, año tras año, contribuyen al vaciado de bolsillos que se produce este mes tras los casi quince días que dura la fiesta (en cuanto a barracas se refiere).

No en vano, hace falta planificación presupuestaria para organizar el gasto familiar en barracas, cuyo precio oscila entre los 3 y los 4 euros por niño, si se trata de un tique único, o ronda los 10, si se compra un bono.

Por lo que respecta a los puestos de artesanía incorporados al ferial, sigue habiendo comerciantes peruanos, ecuatorianos, senegaleses y, en esta ocasión, también turcos. Bolsos, ropa, fundas de móviles, lámparas y calcetines son los artículos más presentes en estos tenderetes, que tuvieron también ayer una gran afluencia de público.

No podían faltar, como en cualquier otro San Froilán, los puestos de comida de siempre: el castañero situado justo al inicio de la avenida Rodríguez Mourelo, dos churreros enfrente de él y algún negocio más de perritos calientes, sin olvidarnos de las empanadas y panes de maíz, las almendras garrapiñadas y el churrasco del puesto que se sitúa enfrente de los juzgados.

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